Por correo electrónico. Así se ha despedido Fernando Abril-Martorell de la plantilla de Indra, la multinacional participada por el Estado (18,5% del capital) que se ha encargado de vender armamento a países como Arabia Saudí, Qatar o Turquía, entre otros. Abril-Martorell era el presidente de Indra desde 2015 pero a lo largo de su carrera profesional también ha trabajado como ejecutivo en compañías como Credit Suisse Group (consejero delegado), Telefónica (consejero delegado), Grupo PRISA (consejero delegado) o JP Morgan Chase (director y tesorero para España y Portugal). Su salida de Indra, obviamente, viene precedida de la decisión del gobierno de substituirle. Su substituto no será otro que Marc Murtra (aquí su perfil en Linkedin), patrono de la Fundación La Caixa, ex jefe de gabinete de Joan Clos en el Ministerio de Industria y socio gerente de Closa Investment Bankers, empresa especializada en fusiones y adquisiciones. Murtra también es colaborador del periódico que edita el Grupo Godó.
Volviendo al despido del currito Abril-Martorell, se sabe que este parado desvalido se rebajó el sueldo el pasado año (dicen que por la situación económica de la pandemia, pero parce más que ya se olía que le iban a dar la patada), dejándoselo en unos míseros 775.000 euros anuales. Aunque todo esto no es más que una cortina de humo pues solamente el pasado mes de marzo, Abril-Martorell se embolsó 2,4 millones por premios de objetivos cumplidos. La cuestión es que este cipayo del Ibex-35 ya ha recogido los enseres de su despacho y firmado el finiquito de 6,3 millones de euros. El próximo paso es solicitar la presatación por desempleo en el SEPE, topada por ley, que en un caso así apenas le llegará para los cafés del mes.
Ya se sabe que el presidente de Indra es uno de los cargos de las empresas semiestatales mejor remunerado. Pero el nuevo quiere dar ejemplo y cobrará simplemente 550.000 euros anuales. Además, Murtra, a diferencia de Abril-Martorell no tendrá funciones ejecutivas (no vaya a ser que se revele) por eso su sueldo no incluirá la parte variable.
Este movimiento del gobierno no ha sentado nada bien al consejo de administración de Indra, que tiene previsto celebrar junta extraordinaria a finales de junio. Con tanto lío saldría más barato dinamitar la empresa con su propia munición.
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