El conflicto ucraniano habría significado el retorno a la Guerra Fría entre Rusia y EEUU y el retorno a la Doctrina de la Contención, cuyas bases fueron expuestas por George F. Kennan en su ensayo «Las fuentes del comportamiento soviético», publicado en la revista Foreign Affairs en 1947 y cuyas ideas principales se resumen en la cita «el poder soviético es impermeable a la lógica de la razón pero muy sensible a la lógica de la fuerza».

En este contexto se incluiría la entrada de Finlandia y Suecia en las estructuras militares de la OTAN y el incremento de fuerzas militares con 4 nuevos batallones desplegados en la frontera europea con Rusia y la réplica por parte rusa con la instalación en Bielorrusia de misiles Iskander-M dotados de ojivas polivalentes así como misiles antiaéreos S-40 siguiendo la dinámica de la Guerra Fría (acción-reacción).

Sin embargo, la pérdida del control del congreso por los demócratas tras las elecciones intermedias de noviembre,  supondrá que los republicanos fiscalicen las futuras ayudas en armamento a Ucrania, estimadas hasta la fecha en 91.000 millones dólares y en vigencia hasta el 2024 así como incrementar el rastreo minucioso de dicho armamento para evitar su paso al mercado negro armamentista amén de una creciente ola de desafección política respecto de Zelenski que abarcaría todo el espectro político estadounidense.

En consecuencia, una victoria republicana en el 2024 representaría el ocaso de la estrategia atlantista de Biden y Soros empecinados en defenestrar a Putin del poder, la firma de un acuerdo de Paz en Ucrania y el retorno a la Doctrina de la Coexistencia Pacífica con Rusia. Ello supondría la entronización del G-3 (EEUU, Rusia y China) como «primus inter pares» en la gobernanza mundial y el final del sueño obsesivo de los globalistas encabezados por Soros y la Open Society Foundation (OSF) de conseguir la balcanización de Rusia, «la ballena blanca que los globalistas llevan décadas intentando cazar».

OTAN vs OCS

La Doctrina Kissinger abogaba por la implementación del G-2 (EEUU y China) como árbitros mundiales. Así, en un artículo publicado por el New York Times, titulado «La ocasión para un nuevo orden mundial», Kissinger considera ya a China una gran potencia (felow superpower), desaconseja el proteccionismo o tratar a China como enemigo (lo que llegaría a convertirla en verdadero enemigo).

Asimismo, pide que se eleven a un nuevo nivel las relaciones entre Estados Unidos y China sobre la base del concepto de destino común,( siguiendo el modelo de la relación trasatlántica tras la segunda guerra mundial), con lo que asistiríamos a la entronización de la Ruta Pacífica (América-Asia) como primer eje comercial mundial en detrimento de la Ruta atlántica (América- Europa).

Sin embargo, el objetivo inequívoco del Pentágono sería la confrontación con la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS), fundada en 2001 por los Cinco de Shanghai (China, Rusia, Kazajistán, Kirguistán, Tajikistán) a los que se agregaron posteriormente Uzbekistán, India, Pakistán e Irán y sería junto con los países del ALBA el núcleo duro de la resistencia a la hegemonía mundial de Estados Unidos y Gran Bretaña.

Dicha organización se habría visto fortalecida tras la visita a Moscú del ministro de Defensa chino, Li Shangfu en la que calificó de «estratégicas las relaciones militares ruso- chinas» al tiempo que recalcó » la necesidad de una estrategia de seguridad alternativa a la OTAN» , simbolizada en la OCS. China es plenamente consciente de que el acuerdo estratégico entre Australia, Reino Unido y Estados Unidos , conocido como AUKUS, simboliza un cambio en la cartografía geopolítica mundial al desplazar al escenario atlántico por el indo pacífico como epicentro del pulso geopolítico entre EEUU y China.

Así, los globalistas ( cuya cabeza visible serían George Soros y la Open Society Foundation (OSF) tendrían ya perfilada la implementación del Nuevo Orden Mundial (NWO) que implicaría la recuperación del papel de EEUU como gendarme mundial siguiendo la Doctrina Brzezinski.Zbigniew Brzezinski, en su libro «Entre dos edades: El papel de Estados Unidos en la era tecnotrónica» (1.971), indica que «ha llegado la era de reequilibrar el poder mundial, poder que debe pasar a manos de un nuevo orden político global basado en un vínculo económico trilateral entre Japón, Europa y Estados Unidos».

Dicha doctrina implicaría el sometimiento de Rusia y China e incluiría la posibilidad de un ataque nuclear preventivo por parte de EEUU utilizando misiles Trident II contra objetivos vitales rusos y chinos en el supuesto de declararse la Tercera Guerra Mundial.Para lograrlo, el Pentágono establecerá una arco de crisis nuclear alrededor de China que abarcaría desde la Cachemira india hasta Japón, pasando por Corea del Sur y Filipinas y cerrando el arco con Nueva Zelanda y Australia para disuadir a China de su aventura de dominar el Mar de China, no siendo descartable un ataque nuclear preventivo de EEUU utilizando misiles Trident II contra objetivos vitales chinos tras lograr que China caiga en la trampa de invadir Taiwan.

Articulista en Revista Rambla | Otros artículos del autor

Nacido en Navarra en 1957. Escribe análisis sobre temas económicos y geopolíticos. Es miembro de Attac-Navarra. Colabora habitualmente en varios medios digitales e impresos españoles y latinoamericanos.

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