El viento no me deja caminar por la inmensa avenida. E.U.R. (1) es desolador. El corazón se me encoge y el estómago se me hace un nudo. La soledad se convierte en infinita. Todo el barrio es un inmenso monumento al racionalismo italiano. El viento me tira hacia atrás como si no quisiera hacerme llegar al Museo della Civiltà Romana.
En 1936, cuando se concibió E.U.R., a la sombra de Mussolini, se pensaba que no había nada mejor que un museo para difundir criterios etnográficos y raciales. Una estupenda colección de muertos. Y hacia allí voy. A contemplar muertos de cera. Pero el viento me dice que no me hace falta entrar para observar la decadencia de un pueblo.
Desde 1920 a 1945 toda Europa se revolcó en el nacionalsocialismo y en el fascismo. Fue el reinado de los arios inventados. Mussolini era bajito y acomplejado, un poco como Hitler y Franco. Para superar sus faltas y complejos, el italiano se imaginó un barrio que conmemorase el Ventennio fascista, el E.U.R. o E42. El complejo lo diseño Giuseppe Bottai, su construcción se inició en 1938 y fue inaugurado en 1940, la obra fue interrumpida en 1943, guerra por medio.
Se acabó. No entro en el museo. Camino contraviento un poco más, dejo la tremenda avenida Cristoforo Colombo y me quedo paralizada. No puedo moverme ante lo que los romanos llaman el Colosseo Quadrato. Las mismas toneladas de mármol que en el Coliseo del Siglo I, pero a ese le despojaron del suyo para construir iglesias. Este es El Palazzo della Civilità Italiana o el Palazzo della Civilità del Lavoro, aquí no hay espectáculo alguno. Es sólo un homenaje al enanismo de Mussolini. Sin embargo no puedo dejar de abstraerme a su racional composición. Es perfecto, casi tanto como pretendía ser el ser humano dibujado por el régimen, tal como lo determina el escrito de la fachada del edificio: un popolo di poeti di artisti di eroi di santi di pensatori di scienziati di navigatori di trasmigratori.
Estoy en 1994, un gran cartel informa que en el edificio hay una muestra del vestuario que Federico Fellini utilizó en sus películas. Entro. El hall es inconmensurable, Fellini campa a sus anchas. El color de los trajes sobre el gris me reconforta, sin embargo me siento Alicia empequeñecida, no debo ser más alta que Mussolini.
El Colosseo Quadrato es un edificio declarado de interés nacional. Será por eso mismo que en el 2013 el Estado italiano se lo alquilo a Fendi modas hasta el 2028. El gran capital un día necesitó de Mussolini, de Hitler, de Franco, de minúsculos dictadores para gobernar. Hoy sólo necesita enseñarnos una guerra desde lejos. Lo que fue una ofrenda al pelado líder hoy es un homenaje al dios consumo.
El E.U.R. es primordialista. El género humano está unido por sentimientos universales y uno de ellos es el miedo al poder. Para demostrar la autoridad se le enseña al pueblo lo pequeño que es ante el dominio. Las catedrales medievales demostraban al campesino la potestad de Dios y sus representantes. El E.U.R. quiso enseñar cuanto era grande el poder de la civilización romana y su representante, Mussolini. En 1994 delante del Coloseo Quadrato me sentí igual que una campesina de la edad media delante de Notre Dame. Hoy EUR es un centro del capitalismo financiero, cuanto me sigo sintiendo pequeña.
Mientras escribo esta historia de viento Ucrania ruge con los fascistas entre dos aguas, la órbita Rusa y la Europea Occidental. Merkel juega sucio apoyando a la derecha más recalcitrante que le permita más adelante mantener el flujo de recursos energéticos, Rusia se queda Crimea para poder negociar con una mejor mano y USA hace como que no ve, tiene ya bastante trabajo haciendo lo mismo con Venezuela. Intentar abaratar el coste de la energía a base de guerras civiles.
Mientras escribo esto Alfredo Pérez Rubalcaba y Elena Valenciano están en Roma. Allí los socialdemócratas europeos han decidido que el alemán Martin Schulz será su candidato en las próximas elecciones europeas. Matteo Renzi, de 39 años, tan sólo un año más que Mussolini en 1922, es el nuevo presidente del Consiglio se sienta al lado de Schulz y planea un programa donde los trabajadores vean a Europa como una solución.
Mientras escribo esto Manuel Canduela, dirigente de Democracia Nacional, ha ido a Roma para asitir a una reunión con Forza Nuova, British National Party y Alba Dorada. Cobijados, otra vez, bajo la sombra de Mussolini. Como todos los congresos este también tiene un título: L’Europa risorge, El resurgir de Europa. A estas horas ya habrán marchado por Roma, son pocos los que llevan el carnet y la bandera, hoy no hace falta identificarse como nacionalfascista, su ideología se extiende veladamente con nombres menos estridentes. (2)
Siento otra vez el viento en la desolación de E.U.R. Pobre Roma. Pobre Europa.
(1) acronimo de Esposizione Universale di Roma.
(2) Sólo se han hecho eco de la reunión de los partidos de ultraderecha El Publico en el Estado español y Il Manifesto en Italia. Ignorarlos no hará que desaparezcan.
Este artículo ha sido redactado y/o validado por el equipo de redacción de Revista Rambla.