Después de tantos años culpándola del exilio de unos abdominales definidos, resulta que la cerveza es inocente. No fue la causante de que el vientre plano se abombase, dando lugar a la curva de la felicidad que tan infelices nos hace. Según un estudio realizado por los médicos Ramón Estruch, del Servicio de Medicina Interna del Hospital Clínic de Barcelona, y Rosa Lamuela, del departamento de Bromatología y Nutrición de la Universidad de Barcelona, la barriga cervecera no es más que un mito. El doctor Estruch nos explica los verdaderos efectos del consumo de cerveza.
¿Por qué un estudio para averiguar si la cerveza engorda o no?
Nosotros empezamos un estudio en 2003 que acabaremos este 2011 y con el que queremos demostrar de la manera más científica posible que la dieta mediterránea protege de las enfermedades cardiovasculares. Es un estudio a nivel estatal. Hemos incluido a 100.447 participantes, que hemos distribuido de manera aleatoria en tres ramas. Unos siguen una dieta mediterránea lo más perfecta posible y toman aceite de oliva virgen. Otros, una dieta mediterránea también lo más perfecta posible y con frutos secos. Y un tercer grupo sigue lo que se recomienda a nivel mundial, una dieta baja en grasas. Les hacemos un seguimiento. Les decimos lo que han de comer y tomar, y les hacemos un control anual, para ver qué grupo tiene menos problemas de salud.
Es un estudio de largo recorrido. Las conclusiones tardarán un poco en llegar. Mientras tanto, estamos estudiando los efectos de la dieta mediterránea sobre los factores de riesgo vascular (el azúcar, la presión, el colesterol…) y también el papel de determinados alimentos en las enfermedades cardiovasculares.
¿Puede explicarnos en qué consiste este estudio paralelo?
Nos hemos centrado en los efectos del vino y la cerveza. Ya se sabía que el vino tiene un factor protector sobre el sistema cardiovascular y efectos beneficiosos, pero en el caso de la cerveza, hasta ahora se desconocía. Como los principales estudios vienen del mundo anglosajón y allí la cerveza va muy ligada a la comida rápida, tenía mala prensa. Incluso hay estudios que la colocan en el mismo grupo que los whiskeys y coñacs, como un alcohol duro que en realidad no es.
Por eso, decidimos analizar la cerveza. La primera sorpresa que nos llevamos fue que, aquí en España, la gente que la toma come mejor que los que no lo hacen. Comen más verdura, más fruta, más fibra… Y lo mismo sucede con la gente que toma vino.
Así pues, ¿a qué conclusiones habéis llegado?
La primera conclusión a la que hemos llegado es que en España la cerveza no va ligada a la comida basura, sino a una dieta sana. Aquí, en los países mediterráneos, el consumo de cerveza es diferente al de los países anglosajones.
En segundo lugar, nos hemos fijado en si la cerveza tiene efectos protectores sobre el sistema cardiovascular. Hemos detectado que las bebidas alcohólicas en general, y especialmente el vino y la cerveza, protegen de cara a la aparición de diabetes y ayudan al metabolismo del azúcar. También bajan la presión arterial y los lípidos, el colesterol.
Así mismo, nos preocupó el tema del peso. Era el tercer aspecto que queríamos analizar, aunque a nivel popular ha pasado a convertirse en la conclusión más esperada, dado que es la que más llama la atención. Hemos llegado a la conclusión de que, como las personas que toman cerveza en España siguen una dieta más sana que las que no toman y hacen más actividad física (por los motivos que sean), no engordan. La cerveza, consumida con moderación (y aquí está la clave), no engorda sino al contrario.
Entonces, ¿por qué siempre se habían vinculado los conceptos “barriga” y “cerveza”?
El alcohol consumido en exceso, en una primera fase, engorda. Aporta calorías vacías, calorías que no se utilizan bien sino que se acumulan en forma de grasa. Y en una segunda fase, cuando la persona ya es alcohólica, adelgaza, porque el propio metabolismo del alcohol gasta energía.
Estamos hablando de beber en exceso. La cerveza hace barriga si la tomas en exceso. Si tomas diez toneladas de nueces cada día, aunque sean sanas, también te engordarán. Ahora bien, tres o cuatro al día, no. Por lo tanto, el consumo de cerveza también ha de ser moderado y acompañarse de un modelo de vida adecuado. La clave de estar en buena forma es cuidarse. Y, si no hay contraindicaciones, beber moderadamente en las comidas. No te engordará si sigues una dieta equilibrada y haces ejercicio.
¿De qué cantidad de cerveza diaria estaríamos hablando?
El consumo moderado que aconsejamos es diferente en hombres y mujeres. En hombres es de hasta tres unidades al día (tres cañas de cerveza o tres copas de vino). Y hasta dos unidades en las mujeres, ya que son más sensibles a los efectos del alcohol, tanto los tóxicos como los beneficiosos. Por un tema de género, las mujeres metabolizan más lentamente el alcohol y se intoxican más fácilmente. Tienen problemas hepáticos con más facilidad, a dosis más bajas que los hombres. Además, normalmente son más pequeñas, con lo que tienen menos volumen de distribución.
¿Cree que puede aumentar el consumo de cerveza a raíz de su estudio, especialmente en los jóvenes?
Yo creo que uno ha de dar la información que es. Y la gente hará lo que considere, que para eso hay libertad. Mentir por si acaso no se interpreta bien no me parece la solución. Es como lo que ocurre con las personas que tienen problemas de alcoholismo, que a veces me dicen “es que usted dijo que beber era bueno”. Y yo les contesto, “sí, pero es que usted ya ha bebido todo lo que podría beber en este mundo”. Beber es bueno, sí, pero con moderación. Excepto en el caso de las personas alcohólicas, que no deben beber, ni siquiera un poco.
¿No considera que nuestra cultura nos lleva a beber en exceso? ¡Fijémonos en los jóvenes, con el famoso botellón!
En España hay un 10-14% de alcohólicos. Está claro que el botellón es malo, pero de alguna manera este invento, a mi modo de ver, es normal. Entre que en algunos locales no te dejan entrar y que las bebidas una vez dentro son carísimas… Entiendo que, con estos precios, la gente se lo monte por su cuenta. Los jóvenes, cuando salen, quieren ir de juerga y cachondeo. Es comprensible.
Periodista.