Al menos 20 personas han muerto, más de una sexagésima han resultado heridas en un bombardeo del ejército de Israel este martes de madrugada contra una zona humanitaria de Kan Yunis, en el sur de la Franja de Gaza.
El ataque, que se ha producido con aviones de combate contra una área donde viven palestinos desplazados por la guerra, ha provocado cráteres de nueve metros de profundidad y varios incendios. La zona ha quedado inmersa en el caos y sin suministro eléctrico. Unas veinte tiendas de campaña «han desaparecido por completo» y, según un portavoz de Hamás, «familias enteras han sido tragadas bajo montañas de arena». Los equipos de emergencia no disponen de equipos para desenterrarlos. Unas 65 personas han podido ser rescatadas de entre los escombros y los equipos de rescate continúan trabajando para encontrar al menos 15 personas que están desaparecidas. En un primer momento, se ha dicho que los muertos confirmados en el ataque eran 40, pero después se ha rebajado la cifra en la mitad, a pesar de que puede aumentar en las próximas horas si localizan más cuerpos sin vida.
Según las fuerzas de defensa de Israel, se trata de una operación contra «terroristas» de Hamás «camuflados» en el campamento de Al-Mawasi, y han asegurado que se han tomado «muchas medidas para reducir la posibilidad de dañar civiles», como armamento de precisión, vigilancia aérea e información de inteligencia. Aun así, Hamás ha negado que sus combatientes estuvieran en esta zona humanitaria y ha asegurado que se trata de una excusa de Israel para «justificar sus crímenes atroces».
Ataques a campos de refugiados
El 90% de la población de Gaza —más de dos millones de personas— se han tenido que desplazar por la guerra y malviven en las tiendas de campaña de la zona humanitaria. No es la primera vez que Israel ataca campamentos del sur de Gaza. En julio, en uno de los bombardeos más mortíferos, mató 90 personas con el objetivo de acabar con el líder del brazo armado de Hamás.
A pesar de que las fuerzas armadas designaron una zona humanitaria en el sur y en el centro de la Gaza, a medida que avanzan los meses Israel ha ido reduciendo el perímetro bajo la premisa que los milicianos lo utilizan para atacar las tropas.
Además, en los campamentos superpoblados escasea el agua y la luz, y también la comida. Según la ONU, «más de un millón de personas no recibieron ninguna ración de comida el mes de agosto» porque han disminuido el número de camiones con ayuda que pueden entrar al enclave.
Desde que Israel empezó la cruenta ofensiva contra la Franja de Gaza en respuesta a los ataques de Hamás del 7 de octubre, han muerto cerca de 41.000 palestinos, y más de 345 personas en Cisjordania.
Este artículo ha sido redactado y/o validado por el equipo de redacción de Revista Rambla.