Si hay un tema que ha marcado las elecciones del 25N ha sido el soberanismo y las posibilidades de Catalunya de hacer camino al margen de España. Sin embargo, las relaciones con el estado español no son el único obstáculo que debe salvar Catalunya. Pasados dos años desde el triunfo de CiU en las elecciones, sus políticas neoliberales no parecen haber mejorado un ápice la economía catalana y, por el contrario, están desmantelando el estado de bienestar a marchas forzadas.
En este sentido, las elecciones catalanas pueden ser también un plebiscito a las políticas económicas de CiU. Ésta es la intención y el objetivo de ICV-EUiA, formación que lleva toda la campaña intentando que las políticas sociales entren también en el debate electoral. Hablamos con su líder, Joan Herrera para que nos explique por qué.
Usted ha dicho más de una vez que la crisis está produciendo una ruptura del pacto social y del pacto democrático. ¿Puede explicar en qué consiste?
Han especulado con la economía de nuestros derechos, quieren sacar beneficios de la privatización de la salud, de la educación, de las pensiones: esa es la ruptura del pacto social. Fontana lo escribe muy bien en su libro, estamos ante un escenario en el que ya no nos tienen miedo y por eso rompen el pacto social. Ese es el marco histórico en el que estamos. También es la ruptura del pacto democrático, de secuestro de la soberanía popular, de los gobiernos en manos de otro tipo de intereses, de poderes fácticos. Las decisiones no tienen nada que ver con lo que la gente quiere sino con lo que mandan los pretendidos mercados, esto es un secuestro democrático. Hay quien cree que la democracia tiene unas raíces profundas y yo creo que no. ¿Cuánta desigualdad puede soportar la democracia y cuánta poca calidad democrática puede soportar? Ese es el debate y ante esto creo que necesitamos una actitud de la izquierda distinta, más combativa, que entienda que tenemos que ir a un proceso constituyente o reconstituyente, que establezca nuevas reglas en todos los aspectos y que aspire a combatir a la derecha en esa hegemonía que tienen.
Da la impresión que ICV quiere centrarse más en esa ruptura del pacto social, de las desigualdades provocadas por la crisis. En tu opinión, ¿qué se juega la izquierda en estas elecciones catalanas?
Nos jugamos la democracia y la defensa de derechos fundamentales para el bienestar social. La democracia relacionada con la ruptura del pacto social y político que antes comentaba, y el derecho a decidir sobre la relación con el estado y con los mercados. Nos jugamos qué modelo de sociedad queremos. No podemos ni queremos tapar los dos años de recortes, ni que las políticas de austeridad dogmática sigan. Pero hay que precisar que esto no se lo juega la izquierda, se lo juega la sociedad, el 99%. La izquierda en global se juega poder ser alternativa, y liderar la oposición, nosotros nos hemos sentido muy solos estos dos años en el Parlament. Se juega la credibilidad y perder la ambigüedad de la seducción a la derecha o la dependencia de Madrid. Creo que nos jugamos eso, que la izquierda catalana tenga un papel de subsidiaridad respecto a una derecha muy hegemónica y eso es lo que nosotros queremos combatir y ese es el terreno en el que queremos jugar, en el de la construcción de una alternativa.
¿Una Catalunya independiente tendría más posibilidades de hacer frente al problema?
Si seguimos con las políticas de austeridad salvajes, no tendremos más posibilidades. Miremos Grecia, Portugal o el estado español, son países independientes. Lo que abre posibilidades son las políticas diferentes que puedan surgir del nuevo Parlament, si hubiera una mayoría política de izquierdas con voluntad de redistribuir, de aplicar una fiscalidad progresiva, de crear una nueva economía basada en la economía verde, la atención a las personas, etc.
La ruptura entre la derecha española y la catalana a raíz del proceso soberanista ¿puede beneficiar a la izquierda? ¿Cómo?
La ruptura pienso que es una separación pactada en campaña. CiU y PP coinciden ideológicamente en aplicar una política de recortes, que carga a las espaldas de las clases medias y trabajadores los costes de la crisis económica. Tienen una relación estrecha en la Diputación de Barcelona y en algunos ayuntamientos. Su complicidad se ve en la gestión institucional y en las votaciones conjuntas de la reforma laboral, la ley de estabilidad presupuestaria y la reforma de la Constitución además de coincidir en el copago de la sanidad. Coinciden en esconder debajo de las banderas las políticas de austeridad salvaje. Si esto beneficia a la izquierda o no, se verá a partir del 25N.
Cómo valora el cambio de actitud de CiU en materia soberanista. ¿Cree que ya no tenían nada más que proponer? ¿Cuál es el peligro de que sea CiU quien abandere el proceso soberanista?
Creo que la actitud de CiU en materia soberanista parte de la manifestación multitudinaria del 11S pero sobretodo de la necesidad de esconder el fracaso de su gestión en el Gobierno de la Generalitat. CiU se presentó con 3 objetivos de legislatura: reducir el paro, conseguir un pacto fiscal y la recuperación económica, pero ha fracasado en todos. Este proceso tiene que ser liderado por el Parlament, por el pueblo, los intentos de adhesión personal al President o a CIU, forman parte de la confusión histórica, éticamente reprochable en democracia, de confundir país-gobierno-partido. El peligro está en que antes del referéndum, aprobaremos muchas leyes, presupuestos, el país seguirá, y con CIU los recortes también.
¿Toda opción independentista pasa por Europa?¿ Por qué?
Toda opción independentista pasa por el acuerdo con el estado y la UE. Así ha sucedido en todos los procesos similares de otros países democráticos. En Catalunya siempre ha habido un sentimiento europeísta, y este es el marco político que reconoce la mayoría social y política. Tanto federalistas como independentistas.
¿Qué posibilidades efectivas tiene la opción federalista? ¿Cuáles podrían ser sus interlocutores en España? ¿Cómo cree que puede gestionar el asunto la izquierda española? ¿Les ve por la labor?
La vía federal posible, aunque difícil, no es la que propone el PSC. De la del PSOE solo sabemos que rechaza el derecho a decidir. Para nosotros la única vía federal aceptable para Catalunya no puede ser un “café para todos” a diecisiete o la reforma del Senado, sino el reconocimiento de la singularidad de Catalunya como nación. Eso quiere decir competencias claras y desarrolladas y financiación justa y, por supuesto, el derecho a la autodeterminación. El nuevo pacto con el Estado, si es posible, tiene que ser a partir de la propia soberanía, de nuestra libertad para decidir en cada momento. Tenemos claro que el camino a seguir no puede ser un nuevo “calvario” como el del Estatut. La negociación tiene que ser bilateral de Catalunya con el Estado, de igual a igual, para conocer la voluntad de este y establecer las condiciones del nuevo pacto. Lo que le decimos a la izquierda española, a los demócratas y federalistas españoles, es que si quieren resolver la cuestión catalana tienen que defender el derecho a decidir. Dejar que la gente se exprese es la mejor forma de resolver los conflictos.
Ustedes se han ofrecido sin condiciones al planteamiento de una consulta sobre la independencia. También han afirmado que el derecho a decidir es ya una mayoría política en el Parlamento. ¿Qué bazas tienen para negociar con CiU, presumiblemente ganadora el 25N, una reorientación social de sus políticas?
La consulta no es patrimonio de ninguna fuerza política ni gobierno, es patrimonio de la ciudadanía. Nosotros estamos siendo coherentes, el PSUC ya llevaba en su programa la defensa del derecho a decidir, y proponemos que la consulta se celebre en la próxima legislatura. Habrá que ver los resultados de las elecciones, si ganase CIU seguiremos oponiéndonos a sus políticas neoliberales, de austeridad dogmática, liderando la alternativa a las mismas.
¿Cómo valora que la ANC se haya sumado a la convocatoria de huelga del 14N?
Es una buena noticia, ya que la situación social del país precisa de cuantos más altavoces mejor. Además esta suma demuestra que para nada es incompatible en el tiempo la reivindicación de los derechos sociales y nacionales. ICV-EUiA tiene claro que los derechos sociales y nacionales son indisociables.
Las políticas económicas de CiU no parecen estar dando resultado. Los recortes parecen hundir más la economía. Sin embargo, ¿Cómo hacer frente a las políticas de austeridad exigidas por Europa? ¿Hay margen de maniobra?
Dicen que los recortes son inevitables, pero mienten: tanto los gobiernos conservadores de Europa liderados por Merkel, como el Gobierno español o el catalán tienen capacidad para recaudar más impuestos con una fiscalidad más justa para que quién más tenga, pague más. Que pague quien contamina o quien especula. Lo que no puede ser es que paguemos los ciudadanos con nuestros derechos. Las políticas de austeridad exigidas por Europa se las combate desde la calle y también deberían hacerlo el conjunto de los países del sur que están padeciendo más las consecuencias de las políticas impuestas desde Bruselas. Pero lo que hay que dejar claro es que sí que hay margen de maniobra. Lo que falta es voluntad política para aplicarlo porque no podemos olvidar que mientras el 99% de la población es cada vez más pobre, hay un 1% que a día de hoy está ganando mucho dinero con esta crisis.
¿Ustedes rechazarían el pago de la deuda privada del Estado?
Somos partidarios de pagar la parte de la deuda que sea justa, legítima. Por eso proponemos una auditoria de la deuda soberana, del Estado y de la Generalitat, para conocer cuál es la deuda legítima o ilegítima, como propone el “Moviment Auditoria Ciutadana”. El rescate a los bancos es un expolio, porque saca dinero de las clases medias y trabajadoras mediante los recortes sociales que sirven para sanear los balances de bancos y cajas. De esta forma la deuda pública se convierte continuamente en deuda privada. Por ejemplo, la ilegitimidad de los tipos de interés a pagar a los bancos, el gasto armamentístico, el rescate a las concesionarias de autopistas o salvar los bancos, son medidas que solo favorecen al 1% de la población y atentan contra el 99% restante. En esta línea, hemos pedido un acuerdo de todas las fuerzas políticas catalanas para promover la reforma del artículo 135 de la Constitución y la Ley de estabilidad para evitar que primero se paguen los intereses y la deuda al sistema financiero por encima de los gastos sociales. Es necesario negociar una moratoria en el pago de intereses y deudas para garantizar el pago a conciertos sociales, sanitarios, educativos o por ejemplo, a las farmacias.
¿Qué propuestas concretas de redistribución de esfuerzos económicos plantean?
La crisis la están pagando aquellos que no la han provocado, las clases populares y las clases medias. Ahora deben contribuir a la salida de la crisis, aquellos que gracias a la especulación se han enriquecido estos años de la burbuja inmobiliaria. No tiene ningún sentido, que en medio de esta crisis, las ventas de coches de lujo estén aumentado un 83%. Quien tiene más debe pagar más.
¿Y respecto al problema de la vivienda, tanto de los desahucios como de la dificultad para acceder a ella?
Des del año 2007 hemos planteado en el Congreso de los diputados una modificación de la ley hipotecaria así como poner límites a la capacidad de la gente de endeudarse.
La semana pasada insistimos. Reclamamos al congreso la moratoria universal inmediata de todos los desahucios, también hemos reclamado que la tramitación de las reformas legales sea de urgencia, por la emergencia social que supone el drama de los desahucios. La solución es clara; dación en pago retroactiva, evitar el desahucio de las familias en caso de ejecución hipotecaria de la vivienda habitual y ofrecer el mantenimiento de las familias afectadas a sus viviendas con alquileres bajos y pactos de opción a recompra. A la vez hay que crear un parque público de alquiler. Los bancos rescatados por el FROB deberían pasar sus pisos al Banco Malo y a partir de estos se debería crear un parque público de viviendas. También es urgente recuperar el sentido del artículo relativo al “alquiler forzoso” para expropiar el uso de las viviendas vacías en manos de todas las entidades financieras. En definitiva, se tendría que escuchar a los expertos del tema: la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) que llevan mucho tiempo alertando del drama que suponen los desahucios para muchas familias.
¿Y en materia fiscal?
Las propuestas son la lucha contra el fraude fiscal. Sabemos que reduciendo un 10% el fraude fiscal catalán, obtendríamos aproximadamente 1.600 millones de euros. Crear un impuesto de grandes fortunas, establecer el impuesto de patrimonio de forma permanente a partir de niveles superiores a 1 millón de euros. Crear un nuevo tramo autonómico en el IRPF para rendas superiores a los 300.00. Impuestos a la banca, ambientales, como un impuesto sobre la energía nuclear son algunas de las propuestas que ya hemos llevado en el Parlament y que están incluidas en nuestro programa electoral.
¿Usted ha hablado de construir una alternativa de país desde la izquierda? ¿Con quién? ¿Qué escenarios conjuntos pueden generar este entendimiento?
Durante estos dos años de gobierno de CIU, ICV-EUiA nos hemos sentido solos en el Parlament, como la única oposición a las políticas de recortes y a la austeridad dogmática. También nos hemos sentido solos en las propuestas de regeneración democrática, pero es cierto que nos hemos sentido muy acompañados por las movilizaciones sociales. Lo que esperamos es que toda la fuerza de las movilizaciones de la gente que no se resigna y que lucha se alce en votos a una alternativa de izquierdas el 25N. Sumaremos con todas aquellas fuerzas que no coqueteen con CIU, creando confusión, y que no dependan de lo que dicta su partido en Madrid. La suma tiene que ser amplia, social y política de una izquierda catalanista.
La existencia de la CUP y su crecimiento reciente ¿pone en evidencia las políticas realizadas por la izquierda parlamentaria?
ICV-EUiA hemos sido coherentes tanto cuando estábamos en el Gobierno, dónde se incrementaron más que nunca las partidas sociales, como desde la oposición cuando hemos denunciado, por ejemplo, los cambios en la RMI que excluyó a mucha gente de percibirla cuando tenía derecho. También hemos denunciado la corrupción en la sanidad pública así como la estafa de las preferentes. La CUP no es nuestro adversario, nuestro adversario son las políticas de austeridad salvaje de CIU, Rajoy y Merkel. Espero que con el tiempo podamos confluir.
¿Qué debería mejorar o cambiar la izquierda?
La izquierda tendríamos que aprender a ir un poco más a la una porqué la alternativa a CiU en Cataluña pasa por construir una alternativa de izquierdas más allá de ICV-EUiA. PSC y ERC deberían entender que con esa derecha más neoliberal que nunca no se puede pactar, y que el momento es trascendental en lo que a retroceso de derechos ser refiere. El problema de una parte de la izquierda, del PSC, es la falta de credibilidad.
¿Está de acuerdo en que la crisis económica es fruto también de la crisis de la socialdemocracia y del modelo de concertación sindical? ¿Por qué?
La crisis económica es fruto del sistema y de la especulación, del tipo de economía que se ha priorizado, otra cosa es la incapacidad que ha tenido parte de la socialdemocracia en no atinar en las salidas a la crisis y en aplicar recetas neoliberales.
Suele decirse que la derecha se alimenta del miedo mientras que la izquierda de la esperanza. ¿Sobre qué puede construir la izquierda la esperanza?
La esperanza está en toda esa gente que hizo huelga, y la gente que la convocó, los sindicatos y la “Plataforma prou retallades”, en la gente que lucha contra los recortes en educación y en salud. Somos gente con esperanza porque tenemos propuestas alternativas al modelo actual, y por eso denunciamos las políticas de recortes y el desmantelamiento del Estado del bienestar. La esperanza está en la gente que se encierra en los CAPS para reclamar una mejor sanidad, la esperanza está en la marea amarilla que defiende una educación pública y de calidad. Mientras haya gente que lucha contra este sistema injusto que salva a bancos antes que a las personas, habrá esperanza. Lo peor que le puede pasar a un país es una ciudadanía adormecida, resignada y con miedo, ante los recortes de sus derechos y la pérdida de dignidad de sus vidas.
Licenciado en Periodismo y Filosofía con experiencia en medios de comunicación tanto en el campo de la redacción como en el de la cobertura audiovisual.