La gente normal, cuando se cae y se rompe un hueso, acostumbra a sentir tal dolor que requiere de atención médica urgente e inmediata. Pero si vas hasta las cejas de alcohol, puedes ser que ni te enteres. Al menos así lo asegura Corinna Larsen, en su nuevo capítulo -titulado Matar a Dumbo– del pódcast, en el que relata su relación con el Emérito, como el entonces Jefe del Estado español le comunicó, en la cacería de Botsuana en 2012, que creía que se había roto algo. «Se despertó y me dijo: ‘no me acuerdo, pero creo que anoche me caí'».
Según parece, la caída se produjo antes del amanecer, cuando el rey salió de su tienda para ir al baño, tras una noche de «vino y copas». Entonces tropezó con la raíz de un árbol y acabó besando el suelo. La seguridad lo trasladó de nuevo a la tienda.
El acontecimiento supuso el inicio demasiado tardío del fin de su reinado. En el año en el que la crisis golpeaba más duramente al pueblo español, el máximo responsable del estado se había largado a Botsuana con su amante a cazar elefantes.
Tras recibir atención médica, según Corinna, a Juan Carlos le importaba más tomar otra copa de vino que recibir atención: «el monarca volvió a pedir vino estando medicado y preparado para entrar en quirófano». Dice Larsen que tuvo que ser ella quien pusiera su avión para trasladar a Juan Carlos, porque la aeronave que salió de España no llegaba a tiempo. «Si no, se moría», aduce.
Tras el suceso, que el Emérito zanjó con aquel histórico «me he equivocado, lo siento mucho, no volverá a ocurrir», se descubrió la relación entre ambos. La alemana señala a la Reina Sofía como la instigadora de todas las críticas que recibió. Cosas de ricos y ladrones.
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