Tal y como estaba programado, y a pesar de registros varios, lógicamente ninguneados, Junts pel Sí ha celebrado su «Festa dels candidats», juntando mas de 40 mil personas (según datos de la organización) a lo largo del Passeig Lluís Companys, junto al Arc del Triomf de Barcelona.
Una pantalla gigante, puestos de comida, camisetas y afiliaciones, música catalana y catalanista, vídeos motivacionales… esteladas por doquier y marea de patriotismo inundaba los aledaños de una gran escenario, preparado para la ocasión.
El acto comenzó con una voz en off que fue presentando a una numerosa cohorte de personas que trabajan para la candidatura y engrosan sus diferentes listas, en cada provincia. Así, al más puro estilo NBA, han sido nombrados y han ido apareciendo sobre el escenario alrededor de medio centenar de personas, entre los que se contaban los ocho miembros que intervendrían ante los micrófonos.
Tras recitar Montserrat Carulla (actriz y cantante cuya, descontextualizada, fama de intolerante ha sido enardecida fútilmente por medios conservadores, a raíz de sus declaraciones de 2013 sobre vías férreas andaluzas) un poema con acompañamiento musical (puro death metal), la primera intervención ha corrido a cargo de Carme Forcadell, número dos de la formación por Barcelona y ex-presidenta de la Assamblea Nacional Catalana (ANC).
Forcadell comenzó haciendo referencia a los casi 57.000 candidatos adscritos a Junts pel Sí, que afrontan las elecciones del 27-S como una excepción, donde «no hay término medio: o se está con el Sí o con el No». El proceso electoral supone la continuación de la consulta del 9-N, que no puedo devenir en referéndum, por culpa del Partido Popular, por lo que «votar No, es votar PP». El Sí otorgará a Catalunya herramientas y recursos para hallar soluciones, que permitan acabar con el «recentralismo» y asumir libertades democráticas y justicia social. Ha terminado su intervención con una declaración de intenciones: «tenemos a la gente y ganaremos».
La siguiente intervención ha corrido a cargo de Eduardo Reyes, número seis por Barcelona y presidente de Súmate, entidad, en principio, apartidista, aunque cercana a ERC, que informa y promueve el voto independentista entre las personas castellanoparlantes de Catalunya. Una rara avis que a muchos cuesta ubicar correctamente. Visiblemente emocionado, y en una intervención más visceral que formal, Reyes, entre gritos de «súmate» y jaleos del público, apostó por «recuperar la ilusión».
Seguidamente, fue el turno de Germà Bel, cabeza de lista en Tarragona, quien, poniendo de ejemplo al mismo Reyes, incidió en la diversidad e integración que existe en Catalunya, «un país donde no importa de donde vienes, sino dónde vas». Tras no escatimar críticas a diferentes ministerios del gobierno, y sus erráticas políticas (concretamente los de Hacienda, Empleo y Fomento), Bel expuso su idea de Catalunya, a la que ve como un país de ciudadanos, cuyo apoyo al Sí será básico para hacer un país «moderno, ilustrado, con ciudadanos responsables y comprometidos».
Josep Maria Forné, cabeza de lista por Lleida, ha sido el siguiente en tomar la palabra. Su intervención, sosegada pero firme, se ha centrado en la necesidad de recuperar la dignidad de Catalunya como pueblo, para lo cual ha considerado indispensable la administración propia de recursos que le son negados. Para Forné, Catalunya ha de conseguir tener voz propia en el mundo y una victoria del NO supondría una «regresión de competencias y y una denigración del pueblo catalán y su identidad».
Con la emotividad a flor de piel, ha llegado el turno de Lluís Llach, cabeza de lista por Girona, y cantautor que no necesita presentación. Visiblemente desbordado, Llach ha puesto a Junts pel sí como ejemplo de candidatura cívica y de respeto, que supone un cambio de relación poder-ciudadanía. Suya ha sido una de las frases de la noche, al afirmar que están cometiendo una «insurrección pacífica y democrática, para dejar de ser súbditos», con la que los aplausos han subido varios decibelios y una improvisada interpretación de «L’estaca» ha pasado de boca en boca entre las masas.
El más famoso catalán errante de la actualidad ha copado su cuota de protagonismo. Un descanso entre los intervinientes ha permitido al público visionar un vídeo de apoyo de Pep Guardiola, presente en último lugar en la lista por Barcelona. En él, Pep se ha mostrado entusiasmado por la oportunidad de crear un país desde cero, para lograr una sociedad más justa, asumiendo que, «si no se consigue hoy, se hará mañana, o pasado».
Y así, ha llegado el turno de los hombres fuertes de la candidatura.
Oriol Junqueras, sorprendente número cinco por Barcelona, ha centrado su parlamento en la oportunidad. A lo largo de las últimas semanas, esta palabra ha copado, de una manera u otra, sus declaraciones y hoy no podía ser una excepción. Para Junqueras, estamos ante una oportunidad de avanzar hacia la construcción de una República Catalana, una garantía de futuro para las nuevas generaciones. La independencia supone (oh sorpresa) una «oportunidad social, de justicia, de derecho, recursos bienestar y dignidad».
Si sorprendente es el lugar que ocupa Oriol Junqueras, qué decir del que ocupa Artur Mas. El flamante número cuatro por Barcelona, candidato a la reelección, ha presentado el 27-S como «adelanto electoral para proclamar y ejercer el derecho a decidir». No ha desaprovechado la oportunidad para cargar contra el gobierno central, al que ha acusado de rechazar sistemáticamente el espíritu negociador de Catalunya desde el 2012, mediante «juego sucio y querellas» (sin duda una velada referencia a los registros realizados por la Guardia Civil esa misma mañana) y ante el que Catalunya ha respondido con «pasos hacia adelante», que han desembocado en la creación de la lista de Junts pel Sí, un «un ejemplo de unidad». Para Mas, el 27-S Catalunya será observada por todo el mundo. Y dará una muestra de civismo, pacifismo y fortaleza. No ha querido terminar su intervención sin remarcar de nuevo el carácter plebiscitario de la convocatoria electoral: «es una lucha del SÍ contra el NO».
La última arenga ha corrido a cargo, como no podía ser de otra manera, de Raül Romeva, cabeza de lista de Barcelona y futuro no presidente de la Generalitat.
Con la voz ligeramente rota, que ha excusado con un atípico «la política es también emoción», ha considerado esta campaña electoral como la más decisiva de la historia de Catalunya, caracterizada por la fuerza de la gente frente a un estado opresor («Europa nos mira, España nos amenaza»), en base a un compromiso tenaz y donde predomina el diálogo pleno sobre el derecho a decidir.
En otras palabras, para Romeva es un auténtico referéndum, que continúa, y. a la vez, es consecuencia, con las acciones emprendidas el 9-N. Es la unión de gente muy diferente «para hacer que nunca vuelva a haber elecciones autonómicas». Es, de nuevo, una lucha entre el SÍ y el NO, donde «se luchará no por reformar la Constitución Española, sino para conseguir una Constitución Catalana». La soberanía permite «decidir no solo quien nos gobierna, sino cómo nos gobiernan», para lograr una mejora social, una mayor garantía democrática y unas herramientas que otorguen soluciones.
Con el «auditorio» enfervorizado, al grito de «In, Inde, Independencia», se ha procedido a clausurar el acto con la tradicional «foto de familia», mientras por los grandes altavoces atronaba la canción de la candidatura. Fin de fiesta con conffetti y fuegos artificiales.
Si algo puede sacarse en claro del primer acto grandilocuente de Junts pel Sí, es que, la forma va a estar muy por encima del contenido.
Un discurso repetitivo y sectario, donde sólo, y exclusivamente, se va a abordar la cuestión independentista, donde las elecciones se van a tomar, única y exclusivamente, como un acto plebiscitario, donde las referencias a corrupción van a ser ninguneadas y donde no se va a otorgar espacio a temáticas sociales van a conformar el grueso del discurso de la formación.
Las campañas electorales están hechas para convencer a los indecisos. Y la confrontación frente al Partido Popular, como representante de España, es una baza demasiado jugosa para descartarla. Junts pel Sí agrupa numerosas tendencias, pero es innegable que predomina el espíritu de CDC (porque decir «se impone» está muy feo en un proceso democrático).
Este artículo ha sido redactado y/o validado por el equipo de redacción de Revista Rambla.