Centenares de estudiantes se han manifestado este jueves por la mañana en el centro de Barcelona para reclamar la rebaja del 30% de las tasas universitarias, una demanda que fue aprobada en el Parlament el pasado abril y que es apoyada por la mayoría de universidades, pero que la Secretaria d’Universitats i Recerca ha incumplido.

La manifestación, que ha sido convocada por el Sindicat d’Estudiants dels Països Catalans (SEPC) en el marco de la huelga estudiantil, ha empezado a las 12h en Plaça Universitat, encabezada por una pancarta con el mensaje ‘’Prou taxes abusives, passem a l’ofensiva’’, y ha transcurrido sin incidentes graves.

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Celia Appel, estudiante de 1º de Sociología, y Mercè Terès, de 3º de Periodismo y portavoz nacional del SEPC.

Catalunya es la comunidad autónoma con los precios universitarios más altos y en la que más se han encarecido desde el 2008. La Generalitat aplicó un aumento del 67% de las tasas en 2012, y a día de hoy siguen congeladas. Desde el SEPC se denuncia esta situación como un elemento más del proceso de privatización y elitización al que se está sometiendo la universidad pública desde la aplicación del Plan Bolonia. En la Universidad Autónoma de Barcelona la huelga empezó el pasado martes en la Facultad de Letras, y en el resto, ayer. Allí tuvimos la oportunidad de hablar con dos miembros del sindicato, Celia Appel, estudiante de 1º de Sociología, y Mercè Terès, de 3º de Periodismo y portavoz nacional del SEPC.

¿Por qué motivos desde el SEPC decidís convocar esta huelga?

Mercè Terés: Hay dos motivos clave. El primero es un análisis que hemos hecho desde el curso pasado sobre el estado en qué nos encontramos ahora mismo en las universidades, después de haber conseguido paralizar el 3+2 al Parlamento, y con el que hemos visto que tenemos un modelo universitario muy privatizado y elitizado, donde las matriculas se han encarecido en un 146% en diez años, y que, después, con la subida de tasas en 2012, la situación se ha agudizado, y vemos que la clase trabajadora no tiene acceso a la universidad. Y a la vez que conseguimos la moción para paralizar el 3+2 conseguimos otra que pide la rebaja del 30% de las tasas.

El primer semestre hacíamos movilizaciones mucho más transversales. El 17 de noviembre del año pasado compartimos zona de lucha con diferentes organizaciones sindicales, tanto de estudiantes como de profesorado y hasta con rectores de universidades públicas, que se sumaron a la reivindicación y a la movilización. Pero aun así, el Govern y la Secretaria d’Universitats siguen en su inmovilismo. Entonces en diciembre ocupamos la Secretaria como acción simbólica, para trasladar el foco a qué es la secretaria, porque es desde donde realmente se aprueba el decreto de precios donde se tendría que implementar la rebaja de las tasas, pero después de la ocupación se nos criminaliza, el gobierno continua sin darnos respuesta, y nos encontramos en la necesidad de empezar a articular un segundos semestre más combativo, con esta huelga.

¿Qué impacto tiene para la universidad pública el aumento de las tasas universitarias del 67% que tuvo lugar en 2012, y que aún siguen congeladas?

Celia Appel: Básicamente que hay un tanto por ciento de gente que no puede acceder a la universidad, los hijos e hijas de clase trabajadora. La elitización ha provocado que este grueso de gente quede fuera, y que la universidad deje de ser realmente pública.

Desde el gobierno se dice que bajar las tasas supondría el fin de las becas Equidad. ¿Cómo respondéis a eso?

MT: Es un engaño, a veces nos mienten a la cara. Es verdad que cuando hubo la subida de tasas se implementó un sistema de becas más potente, de alguna forma, pero al fin y al cabo, las becas Equitat o el sistema de becas actual es una excusa para mantener y para consolidar estos precios altos en la universidad, porque cuando analizamos a quién ha beneficiado y a quien ha perjudicado esta subida de tasas vemos como desde su inicio, hay entidades financieras como La Caixa o el Santander que tienen algún tipo de afinidad con las universidades y que ofrecen préstamos bancarios con un modelo muy parecido al de Estados Unidos.

Este argumento que nos dan desde el gobierno de que si bajamos las tasas beneficiará a los ricos es mentira, porque hay otros factores además del económico, muchos filtrajes sociopolíticos que hacen que haya ciertas clases sociales que no puedan acceder a la universidad. La marginalidad, temas relacionados con la estabilidad familiar o la precariedad laboral, que influye a las familias. Entonces, si tenemos en cuenta estos factores, que están en todas las etapas educativas, parece lógico que tenemos que irlos eliminando uno por uno, y nosotros entendemos que bajar los precios es el primer paso para eliminar la barrera que hay ahora mismo en estudios superiores, pero siempre decimos que pedimos la rebaja de tasas como un mínimo, pero lo que queremos es caminar hacia una universidad gratuita.

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¿La reducción de las inversiones también ha tenido efectos en la calidad educativa y en las condiciones de trabajo del PAS y del PDI?

CA: Totalmente. Están reduciendo una inversión y eso hace que la calidad de los estudios en los que alguien, como profesor, está invirtiendo, y otros, como estudiantes, los están recibiendo, empeoren, y los grados, si los comparamos con los de otros años, se nota mucha diferencia. Muchos profesores lo comparten y se quejan de que tienen que hacer clases con mucha gente porque no pueden partirlas en dos grupos, ya que a la universidad no le sale a cuenta porque hay menos inversión, y se ve claramente como ha deteriorado la educación.

MT: Ha habido reducción de salarios, han aumentado los profesores asociados y los recursos de la universidad son escasísimos. Por eso también hay que tener en cuenta que nuestra lucha tiene que ir siempre acompañada de del profesorado, porque entran dentro del sistema educativo, y hay que plantearla desde todos los sectores.

¿Desde el SEPC os sentís apoyados por los profesores?

CA: de sindicatos sí. Por ejemplo desde la CGT, aunque en esta huelga no hayamos trabajado coordinados porque va muy enfocada a un objetivo directo y concreto y no hemos encontrado la manera, nos dan soporte pleno.

MT: Y luego a nivel más formal también. Hoy no los tenemos sumados a la movilización pero están en la universidad, en las aulas, y hay contacto.

¿Y por el rectorado? Margarita Arboix, la rectora de la UAB, se ha posicionado a favor de vuestras demandas.

MT: Sí, pero en la UAB es extraño porque venimos de un equipo de rectorado, para decir de alguna forma, dictatorial. Ferran Sancho directamente ni nos miraba la cara, y con este nuevo equipo de gobierno se ha notado que hay más voluntad de diálogo con el estudiantado y que se han sumado a la demanda de rebaja de las tasas, pero tanto en diversos momentos de la previa a la huelga como en la huelga, en algún punto han llegado a criminalizar nuestra lucha, porque hemos realizado una acción más directa, porque creemos que es la única vía que nos queda después de no haber conseguido nada con los canales más a nivel institucional y más aglutinadores que hemos utilizado en el primer semestre. Después del análisis de nuestra estrategia hemos pasado a la ofensiva en el sentido de que queremos mediatizar el conflicto utilizando herramientas que antes no habíamos utilizado, y eso a veces se criminaliza

CA: Por un lado comparten la demanda de nuestra campaña de bajar las tasas, pero nos criminalizan en el momento en que llevamos a cabo la acción. Venimos de toda una previa y creemos que es el momento de pasar a la ofensiva e ir directamente a señalar los culpables, que se haga pública nuestra demanda y nuestra lucha.

Aunque este tipo de acciones, como ocupar la Secretaria de Universitats o cortar los accesos a la universidad durante la huelga, pueden evitar, además, que mucha gente se adhiera al movimiento, ¿las veis como la única vía posible?

MT: Como estudiante de periodismo y en términos académicos, entendemos que nuestra estrategia no es aglutinadora dentro de la universidad en la que estamos, en tanto que tenemos que tener en cuenta que con la elitización de la universidad, cada vez accede a ella la gente que tiene más recursos, y así ya tienes un propio estudiantado menos condicionado o concienciado políticamente, que es, muy entre comillas, clase media, gente a la que se le han hecho creer que lo es cuando realmente no lo es, y a esa gente es muy difícil llegar. Por ejemplo con el Plan Bolonia se desarrolló mucha acción directa pero no hubo tanta criminalización porque había una masa de estudiantado muy grande detrás.

Ha habido muchas estrategias represivas que han hecho que las herramientas que tenemos para aglutinar gente vayan reduciéndose. Si en la zona de lucha del 17M hay una charla en la manifestación, no va ningún medio, pero si se corta la AP7, hay 30. Entonces como estudiante organizado, hay que ver de qué recursos se tienen, y utilizarlos según el objetivo, que es traspasar los muros de la universidad.

Desde el SEPC UAB, ¿qué indicios hay en esta universidad de que se está privatizando?

CA: por un lado el de la igualdad, que haya un grupo de gente que no puede acceder a la universidad, y que la lucha en el movimiento estudiantil haya perdido a gente de base por el hecho de que la gente que estaba años atrás combatiendo el Plan Bolonia ya no está en esta universidad, y la gente de ahora nos encontramos está menos concienciada porque no les afecta tanto el problema, como de momento pueden acceder a la universidad, no se ven apelados.

MT: y luego hay cosas muy simbólicas, como que el primer día que llegas a la UAB, cuando has conseguido superar la barrera económica que suponen los precios actuales, vas a hacerte el carnet de estudiante y ves que está vinculado a Catalunya Caixa, y dices, ¿de qué va esto?, ¿dónde estamos? Por ejemplo cuando hemos conseguido con la candidatura Crida per la UAB, que son las asambleas de facultad, llegar al Consell Social, que es el máximo órgano de representación, y vemos cuales son las empresas encubiertas en fundaciones de la propia universidad que hay en esos espacios, los órganos de gobernanza de la universidad, se ve que está privatizada. Cuando hay más masters privados que públicos porque hay una empresa que se está beneficiando de unos recursos públicos para ofrecer unos currículos académicos que decide la empresa y que ofrece a unos precios elevadísimos…

CA: También aquí, en mi facultad, la copistería y la reprografía son empresas privadas y en el momento que no sacan beneficio cierran y este año nos hemos encontrado sin reprografías, y tenemos que ir a la de otra facultad. Además hemos pagado un dinero para la matrícula de la carrera pero todos los dosieres, el material aparte, no entra en este precio de la tasa. O también con los buses, que ahora el bus interno ha entrado en el servicio de la TMB y te hacen validar, y mucha gente utiliza el discurso de que te hacen validar y no pagar, pero ya estás validando, con la estrategia de que entras en un sorteo de un Smartphone, y lo hacen para que te vayas acostumbrando, porque este servicio terminemos pagándolo.

¿Fue el Plan Bolonia el punto que marcó el inicio de esta reforma universitaria?

MT: Sí, de hecho el otro día hablábamos con nuestras compañeras herederas de lucha, y lo que creían que pasaría, ha pasado. Antes del Plan Bolonia no encontrabas bancos y cajas en la propia universidad, antes no tenías estos precios de matrículas excesivos, no tenías que hacer un master privado porque los públicos son mínimos y tienes que tener unas notas altísimas para entrar. A veces molesta cuando intentamos formular esta demanda tan concreta de bajar el 30% de las tasas porque son unas políticas exclusivamente aplicadas por la Generalitat de Catalunya, pero van en el marco del contexto del Estado español y de la Unión Europea, la Estrategia 2020. Los grados de cinco años ya los teníamos antes con las licenciaturas, pero con esta redujeron el contenido del grado, te hacen hacer máster que implican una privatización porque hay más oferta de másteres privados que públicos, y tienes que pagar más para conseguir los conocimientos que antes conseguías con una sola licenciatura.

Por otro lado, está el coste de oportunidad del que se habla en sociología, de que si fragmentas las etapas educativas y cada vez son más cortas, la gente que tenga responsabilidades detrás o factores sociopolíticos que puedan influirles en la decisión de continuar estudiando o dejar de hacerlo, como que tengan que trabajar para pagar la carrera o que tienen que ayudar a su familia económicamente, con los estudios del Plan Bolonia, que introducen la evaluación continua, no se les permite trabajar, y tienen que dejar de estudiar. Y todos esos inputs afectan a la clase trabajadora generando un coste de oportunidad. Dejaran de estudiar mientras se van fragmentando las etapas educativas y a la vez accederán a puestos de trabajo menos cualificados y más precarios, porque las clases acomodadas, que seguirán estudiando y que conseguirán mejores cualificaciones, siempre tendrán sus currículos por delante.

¿Con qué dificultades os habéis encontrado desde el SEPC para evitar que pasara lo que ya se preveía desde el Plan Bolonia?

MT: represión, criminalización, elitización. Que tendrías un grosor de gente que estaría luchando pero que ya no forma parte de la universidad porque no puede acceder, aunque igual tengan otras luchas fuera. Por una ocupación, que estas 27 personas sumen 300 años de prisión y con multas de unos 9500 euros.

CA: es algo exagerado. Y luego tenemos en esta universidad 70 cámaras. ¿En qué momento un servicio de seguridad pasa a ser un servicio de control? Para controlar, poder coger y señalar. Y entonces te señalan si vas con la estética de encapuchado, y hoy lo hablábamos con una profesora, que nos ha preguntado por qué vamos así, pero es que si no lo hacemos las cámaras nos identifican y nos cae lo mismo que a los del ‘27 i més’.

¿Creéis que a vuestra acción le falta soporte fuera de la comunidad educativa, a nivel social?

MT: Sí pero no. Sí en el sentido de, siguiendo la mítica frase de que la educación es la herramienta más vertebradora y más revolucionaria, quizá sí que nos falta soporte fuera, pero a la vez nos gusta ver el movimiento estudiantil como la punta de lanza los movimientos sociales, ya por motivos sociológicos y políticos es, dentro de la población, el estrato de gente que puede dedicar más tiempo a luchar. Somos los que tenemos menos responsabilidades familiares y económicas, y sí que podríamos tener más soporte externo, pero a la vez nos gusta asumir este papel, como hemos hecho en esta huelga, de ser los primeros a dar el paso y poder llevar al resto de la gente.

La Facultad de Letras de la UAB empezó la huelga el martes, y las demás hoy (ayer). ¿Cómo valoráis la huelga hasta ahora?

CA: Muy positivamente, las clases de las diez facultades que en qué hemos convocado se han parado, ha habido poca gente. El único conflicto que hemos tenido ha sido que esta mañana (ayer) han entrado ocho furgones de los Mossos que no han tenido ninguna intención de dialogar y han ido directamente a los Ferrocarriles, pero aparte de eso ha habido un 100% de seguimiento en estas facultades.

¿Qué efectos esperáis que tenga la manifestación de mañana (hoy)?

CA: Llevar fuera de la universidad toda esta lucha, el discurso y toda la fuerza que tenemos como movimiento estudiantil, hacer visible la demanda que reclamamos.

MT: También visibilizar donde está el conflicto, que en Barcelona quizá nos será más fácil porque aquí en la UAB estamos alejados. Esperamos tener una gran manifestación y seguir con la línea de las últimas semanas de pasar a la ofensiva, de decir: lo hemos agotado todo, no nos queda nada. Es un grito de desesperación.

CA: lo hemos hecho todo y por tanto es la única opción que nos queda.

MT: y no vamos a abandonar, obviamente.

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(Sabadell, 1995). Estudió Periodismo en la Universidad Autónoma de Barcelona y escribe sobre cultura, género y política. Actualmente, trabaja como escritora, traductora y Community Manager "freelance".

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