El domingo 10 de febrero –seis días antes del 83 aniversario de la victoria electoral del Frente Popular- la derecha neo franquista se manifestará en Madrid bajo el denominador común de “Echar a Sánchez”.
Juntos, como no podía ser de otro modo el PP, C’s y Vox, fletarán también autobuses en pro de su ceremonia de la confusión y voluntad de regresión política hacia pardos paisajes de trágico recuerdo.
De su exasperación verbal –terrorismo verbal- a la versión de “echar a Sánchez a una cuneta” no hay tanta distancia como parece. Pero es lógico. Nunca atendió la socialdemocracia el sabio refrán de “a perro mordedor, cadena corta” y… ¡se crecen! Máxime ahora que son todos ellos monárquicos y constitucionalistas.
Poca importancia dan estos sujetos a una política encharcada en la corrupción, la fuga de capitales (hoy daban suelta de la cárcel a Zaplana –está malito de leucemia- porque ya le han decomisado 16 millones de euros que cobijaba en paraísos fiscales y no piensan que vaya a darse a la fuga) la contrarreforma laboral (paro, precariedad, brecha salarial instituida) y ley mordaza con todos los efectos colaterales habidos en políticas de desahucio y desatención cruel a la emigración que cruza el estrecho (en 2018 “solo” se ahogaron algo más de 1000 personas informaba –indignada Solidaridad Internacional)…
Pero estos señoritos neo-falangistas quieren apretar más la bota malaya a gente que huye de guerras y miseria provocadas por la depredación democrática del continente africano.
Felices el PP, C’s y Vox con el alibí encontrado en la bicha de la política soberanista y decididos a irrumpir en Catalunya otra vez con el 155, estos incendiarios no parecen necesitar más política que la practicada por el PP…pero más ¡a lo bestia! y a falta de Batasuna…buenas son las barretinas y las sardanas para ensañarse, ponerse gallitos y patriotas…siempre a lo militarote de rancia estirpe: España una: ¡Señor! ¡Sí, Señor!
Lo peor es el complemento de barones del PSOE (no podía faltarles Alfonso Guerra echando unas parrafadas de aliento) que también se calientan y alteran en demasía con los tímidos ensayos de buscar soluciones políticas a la crisis catalana, recurriendo a medidas tan obvias como la búsqueda de un relator, en definitiva un arbitraje, que modere los primeros encuentros políticos. Unos barones que objetivamente y es triste decirlo, se alinean con los manifestantes del domingo en Madrid…ese pueblo de “españoles, solo españoles” que vislumbra Albert Rivera mientras vuelve la cara al sol.
Y sin embargo, con un mínimo de coraje y voluntad política, partidos con pedigrí criminal –lo dijo la judicatura sobre el PP ante los escándalos Gurtel y demás- o con nostalgias joseantonianas, deberían regenerarse a fondo o bien ser excluidos del panorama político de este país.
Pero ¿cómo extrañarnos en el terruño del Valle de los Caídos, y de la histórica legalidad de organizaciones que participan históricamente en elecciones como ocurre con Falange en diversas variantes? Ahora vuelven, con refuerzos, inquina, odio y basura a cuestas. ¿Hasta cuándo?
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