Redactor jefe de la revista La Heavy y webmaster de Mariskalrock.com, Mariano Muniesa (1967) es uno de los periodistas musicales más reconocidos del país. Su “religión laica” son sus Satánicas Majestades, de los que ha escrito varios libros, como el flamante “50 momentos claves en la historia de los Rolling Stones” (Cuarentena Ediciones), que presentó en La Casa del Llibre del Passeig de Gràcia de Barcelona. Pese a no ser un freakie del coleccionismo, tiene unos 500 discos de su grupo fetiche, al que ha visto en directo en numerosas ocasiones: Barcelona, Madrid, Vigo, Bilbao, Málaga, Gijón, Santiago de Compostela, Amsterdam, Copenhague, Oporto y en Londres, en el mítico estadio de Wembley. “Poca gente sabe que Mick Jagger, que es una persona muy fría que controla muy bien sus emociones, el único día en el que estaba nervioso e incluso histérico era antes de tocar en Wembley”. Muniesa, amante del rock, asturiano instalado en Madrid pero afectiva y profesionalmente muy vinculado a Barcelona, también ha escrito libros sobre otras bandas y solistas (Barón Rojo, Janis Joplin, Metallica….) y otras temáticas, como una biografía sobre Mandela. Hace un año publicó “17 falsos mitos sobre Catalunya en España y 14 casos delirantes de catalanofobia”, donde ponía en evidencia la incultura, la cerrazón y la miseria moral del nacionalismo español.

Rock: entrevista a Mariano Muniesa

¿Qué ha querido aportar como novedoso en este último libro, teniendo en cuenta que existen miles de libros sobre los Rolling Stones y que parece que ya se haya dicho todo sobre ellos?

Ofrecer 50 momentos claves de la banda, contar su historia a través de 50 momentos intentando escapar de tópicos y convencionalismos, poniendo el acento en algunos momentos que habitualmente no se relacionan con su historia pero que sin embargo sí tienen una influencia directa en sus comienzos, en determinadas giras y épocas de su trayectoria. Prefería dar una visión distinta, más personal y diferente a lo que son las biografías al uso.

¿Qué es lo que más le fascina de los Stones? ¿Son una especie de religión?

Sí, una religión laica, digamos. Yo comprendo que para alguien que no lo vive con la misma pasión que yo se le puede hacer extraño, es la primera banda de rock que conocí, a través de ellos conocí el rock y después el heavy metal, han estado siempre ahí, han sido como el modelo…

Como una madre…

Casi, sus discos, sus canciones…pero para mí la quintaesencia de los Stones, lo que más disfruto con diferencia es viéndoles en directo, son la banda en directo más profesional, competente y brutal que existe. Esto es lo que mantiene viva esa fascinación y ese deseo de verles, en directo tienen una magia que muy pocos tienen.

¿Ha hecho alguna locura por los Stones que se pueda explicar?

En el 1995, cuando tocaron en Gijón, se agotaron las entradas nada más ponerse a la venda y la revenda ponía precios estratosféricos, me acuerdo que un periódico publicó que un turista japonés había llegado a pagar 165.000 pesetas. Yo les había visto tres noches en Wembley en la misma gira, pero tocaban en Asturias, me fui casi sin dinero y sin entrada, pensando que ya me colaría o haría lo que hiciera falta. Y nada más llegar el tren a la estación de Gijón, no había puesto todavía un pie en el andén y al abrirse la puerta apareció un tío que me ofreció entradas por el precio original, a 3.000 pesetas. Me han ocurrido cosas muy curiosas, la ceremonia de ir a los conciertos y la gente que conoces allí en las colas y las primeras filas… Se puede considerar una locura ver a los Stones en Argentina en la primera fila, es de suicidas, allí me jugué el cuello.

¿Cómo se mantiene el rigor con algo que le apasiona tanto?

Es más fácil de lo que parece, al gustarte tanto te vuelves también muy exigente, yo he salido de conciertos de los Stones en los que lo he pasado bien por la emoción y el ambiente pero que me han defraudado, eso forma parte de un ritual que disfrutas.

¿Pero los Stones no hace tiempo que, más que música, son una marca comercial, un icono del marketing?

Uno de los 50 momentos que señalo es la famosa creación del logo de la lengua, que es una de las marcas universales más conocidas del mundo y más pirateada, Rolling Stones es una marca que la banda explota con bastante inteligencia, tampoco la venden indiscriminadamente, eligen bien donde la colocan. Hay una anécdota: casi nunca han permitido que se usara su música en publicidad, en televisión y cuando Bill Gates sacó el Windows 8 pidió utilizar ‘Start me up’ y Jagger, para decirle que ‘no’ de una manera educada, ordenó a sus asesores que pidieran a Gates una cantidad que no fuera a pagar, una cantidad exagerada. Gates pensó que era más de lo que había pensado pagar pero al final lo pagó y Jagger aceptó.

¿Hasta qué punto la enemistad con los Beatles fue una invención de los medios y en qué medida hizo mejores a los dos grupos?

Eso tiene mucho de mito fabricado por las dos bandas porque vieron que con eso se retroalimentaban bien, incluso en los años 60 pactaban la salida de los singles para no perjudicarse. Al cabo del tiempo, una vez Lennon habló mal de Jagger y a éste le molestó, y Keith Richards siempre ha dicho que Paul McCartney le pareció un tipo despreciable desde que vendió los derechos de las canciones de los Beatles a Michael Jackson. Pero en aquel momento esa guerra estaba alimentada por los medios y por ellos mismos, porque sabían que les daba color y picante.

¿El tópico de ‘sexo drogas y rock and roll’ era otra exageración o algo de otra época?

Todo a la vez, con los Stones había sexo, drogas y rock and roll, por supuesto, durante la década de los 70 sí que lo había y pagaron un peaje alto por los excesos. Por ejemplo, Keith Richards no sólo vio deteriorada su salud sino que se enfrentó a una posible cadena perpetua porque lo detuvieron en el aeropuerto de Toronto con heroína. Además, el nivel del grupo descendió algunos enteros en lo artístico, Jagger se dio cuenta y reaccionó. Sigue siendo gente a la que le gusta divertirse pero evidentemente ya no estamos en los 70.

En los años 80 atravesaron una travesía por el desierto…

Son una década perdida: sacaron sus discos más flojos y no hicieron giras.

Hasta el disco ‘Steel wheels’ de 1989, que es muy salvable.

En ese disco se ve que se han recompuesto, los Stones funcionan como un tándem compositivo Jagger-Richards, cuando funciona puede hacer cosas magníficas pero cuando no…

Sacaban discos como ‘Dirty Works’.

un disco que está hecho con sobras de otras cosas, con una producción muy fría, ‘Undercover’ es un disco muy flojo, esos álbumes reflejan la falta de entendimiento entre Jagger y Richards, que es el combustible de los Stones.

Acláreme la veracidad de dos mitos que circulan sobre los Stones, lo de las transfusiones de sangre de Keith Richards y las vueltas al escenario que da Jagger para mantenerse en forma.

Lo de Keith Richards no es verdad, es un mito que cuento en el libro, cuando era yonki en la gira europea de 1973 los Stones estaban haciendo malos conciertos porque Keith estaba fatal y aprovechando un break de 4 días le dijeron que se fuera a una clínica de desintoxicación a Suiza par que acabara bien el resto de la gira. Lo hizo y en el aeropuerto de Basilea se encontró con un periodista y de coña le dijo que iba a Suiza para que le cambiaran la sangre. Pero la broma creó el mito. En los hoteles donde va, Jagger siempre pide que el hotel tenga gimnasio y que en el backstage se monte un pequeño gimnasio porque tiene unas tablas de ejercicio diario que no perdona nunca, se cuida, hace jogging… lo de sexo, drogas y rock and roll con él ahora es rock and roll y jogging, no bebe alcohol, cuida mucho la alimentación. Jagger no fue de los que más excesos cometió, por lo menos con la bebida.

¿Y los demás?

También tuvieron los suyos, incluso en los años 80 se supo que Charlie Watts había sido heroinómano.

¿Quién comparte su podio musical junto a los Stones?

Led Zeppelin y ya bajando es más difícil, AC/DC es una banda muy grande pero también los Allman Brothers y en cuanto a solistas, Janis Joplin es un mundo aparte, tengo un libro sobre ella, conocí su hermana, escucharla te araña ahí dentro, te produce sensaciones muy fuertes. También me gusta mucho el jazz y flipo con Miles Davis. La música afortunadamente es un universo muy grande en el que si vas sin apriorismos y con curiosidad y ganas de descubrir cosas nuevas puedes disfrutar con infinidad de cosas.

¿Y qué grupos actuales le interesan?

Hay cosas muy interesantes como Black Stone Cherry, en su día me gustó mucho todo lo que se generó en torno a bandas como The Black Crowes y Blind Melon, recuperar los 60 en los 90. En el heavy metal hay bandas que han recogido el legado del género de los 80, en Alemania, sobre todo, me gusta mucho Blind Guardian, Primal Fear, el heavy alemán de finales de los 90 y primeros de los 2000 me sigue gustando mucho.

¿Cuál es su disco y su tema favoritos?

El disco lo tengo claro, ‘Exile on main St.’ de los Stones y mi canción favorita de ellos es ‘Midnight rambler’, que no está en ese disco. Una vez que tocaron los Stones en Madrid, creo que en la gira del 2003, esa canción no era fija en el repertorio de la gira. Recuerdo que pararon, empezaron los redobles, vi a Jagger sacándose la armónica del bolsillo y supe que la iban a tocar. Me volví tan loco y empecé a dar unos saltos, disfruté de tal manera que al terminar la canción Keith Richards le dijo al de seguridad que me diera una púa.

¿En qué estado se encuentra el heavy español actual? ¿Todavía subsiste el complejo que lo que viene de fuera es automáticamente mejor?

En parte ese complejo todavía existe, la mentalidad va cambiando, en la radio recibo material de bandas jóvenes y hay cosas magníficas pero sí que es verdad que al público todavía le cuesta, no sé si por mitomanía o por lo que sea, pero tiende a valorar más lo que viene de Suecia, Alemania o Estados Unidos que lo que tiene aquí, y es un error.

¿No echa en falta más frescura, atrevimiento y mala leche en comparación con hace 20 o 30 años?

Es muy difícil comparar porque en los años 80 la situación era diferente, el heavy metal era una música muy underground que se nutría mucho de la situación de underground que había a nivel social, que era muy combativa y agresiva desde el punto de vista musical y visual. En la actualidad es una música que no tiene ese marchamo de marginalidad, es incluso muy interclasista y hay bandas muy buenas pero que no se ven en la necesidad de lanzar el mismo mensaje, para mí Warcry es una banda tan buena o mejor que Barón Rojo pero son hijos de otra época y de otras influencias. No tiene sentido compararles.

Es un gran seguidor de Sopa de Cabra y también de Sangtraït, que realmente fue el único grupo de rock del llamado “rock catalán”, los demás hacían pop. ¿Qué le gusta de ellos? Quizás pagaron el peaje de ser los únicos que hacían una música algo distinta.

Quizás sí, lo que me gustó de Sangtraït es que siempre les he visto esencialmente muy honestos, me transmitían sinceridad y eso me llegaba. Tuve la ocasión de conocerles y entrevistarles y esta sensación se reafirmó. El movimiento del ‘rock català’ no es que estuviera politizado, que lo estaba en cierta manera, pero sí estaba muy circunscrito a determinados apoyos institucionales y mediáticos y si por las razones que sean Sangtraït no entraron en el círculo, perdieron oportunidades.

Siempre ha habido la acusación de que el ‘rock català’ estaba politizado, pero de hecho los que llevaban banderas eran los espectadores, los grupos nunca enarbolaron ninguna bandera o discurso explícito catalanista y mucho menos independentista.

Es más, para mí fue todo un descubrimiento la primera vez que entrevisté a Gerard Quintana en Madrid cuando Sopa de Cabra sacó el disco en castellano “Mundo Infierno”. Estaba muy bien y recuerdo que habían recibido críticas feroces desde Catalunya por cantar en castellano, les pregunté y Gerard, al que conozco y es muy nacionalista, estaba muy dolido, decía que en Catalunya se les estaba tratando de manera injusta, decía que el problema es que hay gente que, por falta de criterio propio, imaginación o lo que sea, proyecta sus deseos, frustraciones, ambiciones en un grupo de rock, en un equipo de fútbol y entonces, inconscientemente, desarrolla la necesidad de que ese grupo haga todo lo que a él le gusta en todo momento. Y cuando de pronto deciden cambiar, esa gente se frustra porque ya no puede usarte o le has roto un mito y no te respeta como músico sino en tanto en cuanto le estás dando una especie de narcótico, que no tiene que ver con el trabajo de músico. Y comprobar eso de primera mano con personas que eran fans suyos, les dolió.

Después Sopa de Cabra volvió a cantar en catalán y a sacar discos buenos más allá de ese momento de efervescencia de principios de los 90, cosa que demuestra que fue un grupo consistente.

Lo es, pero a veces es muy difícil romper las etiquetas. Hace tiempo cuando Quarentena publicó una biografía de Sopa de Cabra, me pidieron una colaboración, porque yo viví con Sopa de Cabra un episodio de los más amargos que recuerdo en la música y que me hizo pensar: ‘si Madrid es esto, yo no soy de Madrid’. El caso es que fueron invitados a telonear a Red Hot Chili Peppers en Madrid y se les insultó, se les tiró vasos por cantar en catalán, se les llamó ‘catalufos’… toda esa mala baba del españolismo rancio y yo pensé, ‘esto es un concierto de rock and roll, qué más da que canten en catalán o en chino, joder son gente nuestra, este tío lleva vaqueros y el pelo como yo, está haciendo riffs de guitarra que hemos mamado todos y le tiras vasos y le insultas’… Recuerdo que salí de ese concierto con un malestar tremendo y eso es una muestra que, aunque luego hicieran música buena y ya no tan dirigida o enfocada al nacionalismo catalán, se quedaron con el sambenito de ‘los indepes’.

¿Y no fue también politizada la movida madrileña, aunque no haya pasado a la historia como tal? Dentro del movimiento había muchas bandas mediocres…

Sí, fue politizada, la movida en Madrid fue un fenómeno mucho más sobredimensionado de lo que realmente fue, es evidente que había buenos músicos pero había mucha mediocridad. Lo que ocurre es que cierta prensa musical de Madrid, que empezaba a ver el rock como algo con lo que no se identificaba y no vendía comercialmente, de pronto decidió crear en torno a la movida una moda, una estética y además lo disfrazó de un barniz progresista que no existía porque todos los músicos de la clase media eran chavales de clase media acomodada o hijos de señores de derechas y que además eran de derechas. Sin embargo, El País, Radio 3 y los medios supuestamente progres convirtieron la movida en la gran explosión de la progresía madrileña y lo cierto es que no había nada de esto pero estos medios tienen un poder muy fuerte, y pudieron meter con calzador un discurso que se ha quedado como oficial cuando no lo era para nada.

¿Cómo encajó que hace años alguien como Lenny Kravitz pronosticara la muerte del rock and roll?

Eso también lo dijo Gene Simmons pero eso lo dice gente que ha vivido y muy bien del rock and roll y que puede continuar viviendo de él toda su vida aunque el rock and roll no exista, lo veo como una ‘boutade’, como una forma de llamar la atención a los medios, es un titular. Estoy convencido que en realidad no lo piensa pero el rock and roll lo tiene más difícil porque se nos ha venido abajo toda una estructura industrial, el modelo de una compañía de discos que apuesta por un artista, le desarrolla, le da una base y le lanza, eso ya no existe. Además, la oferta es mucho más mayor y hay un descenso de calidad en algunos sectores. Pero mientras haya gente que tenga ganas de dar una patada en el suelo, que esté cabreada quiera decirlo y coja una guitarra, habrá rock and roll, habrá otro modelo de negocio, pero siempre va a estar ahí.

Antes las discográficas decidían qué artistas eran buenos y ahora parece que cualquiera pueda ser bueno con sólo colgar sus temas en el Myspace. ¿No es necesario un equilibrio?

Con el tiempo todo se volverá a redimensionar, hay tal cantidad de oferta que es imposible escucharlo todo, tiene que haber algún tipo de filtro y en este sentido los medios de comunicación convencionales siguen siendo muy necesarios porque tienen la posibilidad de orientar a un chaval que lee una revista o escucha un programa de radio, los medios tienen una gran responsabilidad. En cuanto a las compañías de discos, era un modelo de desarrollo comercial que se ha venido abajo pero tendrá que surgir otro, canalizar la música se tendrá que hacer de alguna manera, estoy convencido que las compañías se reinventarán de alguna manera, surgirán otros modelos comerciales, creo que su papel, antes o después, volverá a surgir, aunque sea modificado.

Hace años uno escuchaba los discos de la primera a la última canción antes de ir a comprarse el siguiente, ahora los discos son carpetas en el escritorio del ordenador, se acumulan y no se profundiza, es un cambio importante en los hábitos de los consumidores.

Lo que ha cambiado es que en los años 70 y 80, para cualquier chaval de entre 15 y 25 años la música era su objeto de consumo y de ocio fundamental, el más importante, en los 80 nos matábamos por comprar un disco o ir a un concierto, vivíamos la música con una pasión enorme porque era lo que más nos gustaba. Ahora la oferta de ocio se ha diversificado mucho, es mucho más accesible y el lugar que antiguamente ocupaba la música lo ocupan los videojuegos, lo que ha cambiado es la preferencia de los chavales, por desgracia ahora gusta menos la música a la gente joven, se preocupan menos, se la bajan, la consumen pero le prestan menos atención.

¿Tiene algún futuro la profesión de periodista musical, teniendo en cuenta la crisis económica, la crisis del periodismo y la del formato papel?

Ser periodista en general es una profesión de riesgo, todos los ámbitos del periodismo están viviendo una situación parecida, en ese aspecto no somos muy diferentes de otros, pero si tienes la vocación y quieres comunicar a los demás lo que sientes y percibes, lo que hará la criba será tu propia capacidad de trabajo y tu profesionalidad. He conocido gente que se autodenominaba ‘periodista musical’ pero lo que realmente quería es estar en un ámbito donde hay entradas gratis, discos gratis, copas gratis y para vacilar un poco. Eso está bien pero otra cosa es meterte 12 horas en una redacción, hacer un cierre, elegir portada, discutirte con distribuidores, corregir un artículo tres veces porque se te ha colado una tilde…es una tarea en la que hay que currar y te tiene que gustar. En la redacción yo no miro el reloj, me gusta mi trabajo, intento ser lo más competitivo posible y me meto a tope, es una profesión vocacional, tiene que vivirse, no puede meterse uno como quien hace unas oposiciones. Está difícil pero si tienes la suficiente voluntad y capacidad de trabajo llegas adelante.

Hace un año publicó “17 falsos mitos sobre Catalunya en España y 14 casos de catalanofobia delirante”. ¿Cuál es el peor de esos mitos?

Yo creo que el falso mito más difundido y a partir del cual se generan otros muchos, es el mito de que Catalunya no es una nación. Existe una concepción equivocada de muchos españoles de que Catalunya es una región más de España, igual que Murcia o Castilla-León por ejemplo, y que esto del nacionalismo catalán es un mito que se ha inventado Jordi Pujol y el pujolismo. Cuando yo discuto con gente en Madrid sobre esta cuestión, al final cuando llegas a la raíz del problema tienes que decirles que no son conscientes que Catalunya es una nación, que históricamente ha tenido otro desarrollo, que se ha visto dentro del Estado español por una serie de procesos históricos muy complejos pero que siempre ha tenido un deseo de autoafirmar su identidad, su lengua, su cultura, sus instituciones de derecho incluso, porque el derecho catalán se remonta a la época medieval. Si a eso le sumas que ha habido una enseñanza de la historia interesadamente falsa, precisamente para romper cualquier tipo de identidad catalana o vasca, te encuentras con que este falso mito, al estar tan extendido y tan metido con calzador en la mente de la gente, hace muy difícil que mucha gente entienda otras cosas.

¿Algún otro mito surrealista digno de mención?

Me llamó la atención uno por disparatado, la cosa más analfabeta que he escuchado nunca: que el catalán como lengua no existe, que los catalanes os habéis inventado un idioma poco menos que para tocar los cojones a los demás. Incluso he conocido periodistas con título universitario que dicen que le cambian la última letra de las palabras y le ponen acento en la ‘o’ y ya hablan catalán. Si supieran lo que es… yo lo he intentado aprender un poco, y de fácil nada, tiene sus propias desinencias, un vocabulario complicado, ocho vocales y la pronunciación hay que manejarla bien. Que haya incluso lingüistas que digan que no, que el catalán es una rara derivación del llemosí sólo para restarle identidad como idioma, sinceramente, pienso que donde irán algunos…

¿El proceso soberanista ha aumentado el odio y esos falsos mitos?

Sí, no porque la gente espontáneamente haya reaccionado así, mucha gente está en contra del proceso porque básicamente parte de un error de fondo fundamental, que es no considerar Catalunya como nación. Pero ese odio y esa situación de enfrentamiento tan tensa ha sido deliberadamente excitada por determinados medios en Madrid, que por un lado han descubierto que en ciertos sectores el anticatalanismo vende políticamente y da votos, Esperanza Aguirre es el ejemplo más claro, una persona que impulsa boicots a los productos catalanes en Madrid…y por otro lado, como hay una base medianamente abonada a ese falso mito de que Catalunya no es una nación, pues ese sentimiento crece. Y hay muchos medios anexionados a posiciones de poder político que están en contra del proceso y excitan eso de forma constante. Y aunque siempre habrá gente en contra, si en los medios de comunicación hubiera habido una visión del problema más objetiva, una intención de hacer un debato sincero y explicar las cosas como son, el debate no hubiera llegado a ese nivel de tensión tan desagradable.

¿Lo más grave es que se crean las informaciones manipuladas desde los medios madrileños y no se molesten en comprobar si son verdad y las defiendan como dogmas de fe?

No lo creen porque sea un dogma de fe, es una consigna política. Otro mito que daría lugar a procedimientos penales de oficio es cuando se dice que el independentismo catalán es una estrategia de ETA.

O cuando se asocia al nazismo…

Sí, que es terrorista, estamos hablando de cosas muy serias. Estoy seguro que mucha gente que lanza este mensaje no lo cree pero son periodistas ‘orgánicos’, como se diría en la época de Franco, es decir, los voceros de unas consignas que se han concebido en otros despachos.

¿Escribió el libro con intención de convencer o de cambiar la opinión de alguien? ¿Lo ha conseguido?

Quizás esa palabra es muy pretenciosa, la intención con la que lo hice es porque tengo una vinculación personal y profesional muy estrecha con Catalunya desde hace muchos años, he estado aquí muchas temporadas, trabajo para empresas catalanas, mi pareja es de aquí…he tenido la oportunidad de conocer en profundidad la realidad de este país, mi intención era dar un testimonio de que Catalunya no es lo que se está contando todos los días desde Telemadrid, en el ABC o en La Razón, hay una problemática social que tiene otras raíces y que no tiene por qué suponer un enfrentamiento entre Catalunya y España. Si este libro lo leyera alguien y se pudiera al menos cuestionar algunas cosas, sería un motivo de gran satisfacción. Por mi experiencia y los datos que intento aportar, quería ofrecer un testimonio de que no todo lo que se está contando de Catalunya es verdad.

¿Hay libertad de expresión real en España? Lo digo porque sus libros se han publicado en una editorial de Barcelona, supongo que en Madrid la cosa no ha ido tan bien…

Allí la acogida ha sido menos entusiasta. El problema político lo enturbia todo, hay distribuidoras de libros que han trabajado con todos mis libros menos el libro sobre los falsos mitos de Catalunya, algunas distribuidoras no han querido cogerlo, nos han dicho que no les interesaba porque se iba a vender poco o porque no era popular y eso que se llevan el 30% de las vendas pero prefieren renunciar a ello. Sí que hay gente a la que le ha sorprendido el libro, por lo menos le ha planteado alguna duda. Hay gente a la que no le ha gustado y en un periódico de Valencia publicaron la carta de un lector en la que me acusaba de ser un agente del catalanismo xenófobo.

¿En qué consistió y cómo se hizo la caza de brujas a grupos de rock como Berri Txarrak, Negu Gorriak, Sociedad Alkoholika

Es uno de los episodios más bochornosos y vergonzantes que han existido en la historia de España: fruto de una campaña política con intereses bastardos que seguía en cierta manera una consigna internacional, la famosa guerra contra el terrorismo, de pronto se cogieron como cabezas de turco unos grupos, se les acusó de una serie de barbaridades que no habían cometido, se usaron pruebas falsas, se falsearon sus letras…Fue un escándalo de tales proporciones que en cualquier sociedad medianamente más desarrollada debería haber llevado a más de un periodista frente a un tribunal y a los medios que fueron propagadores de esa información a pagar severas multas por el perjuicio al honor que hicieron a esas bandas.

¿Qué repercusiones negativas sufrieron esas bandas de rock?

Llegó un momento en el que Soziedad Alkohólica no podía tocar fuera de Euskadi, era una banda que, antes de esta campaña, habitualmente hacía 20, 30, 40 o 50 conciertos al año en todas partes, Valencia, Sevilla, Madrid, estaban profesionalizados y tuvieron que plantearse volver a trabajar en otras cosas porque no les dejaban tocar, la distribuidora de discos de El Corte Inglés, que era potentísima, se negó a vender sus discos. Fue tremendo, les acusaban de apología del terrorismo, de enaltecer ETA, difamar la Guardia Civil… fue una campaña tan escandalosa que pensé que la tenía que denunciar, era la versión de la caza de brujas de MCarthy en Madrid, versión siglo XXI. Con el agravante de que cuando estos grupos fueron procesados, no hubo ninguna sentencia condenatoria, todos fueron absueltos.

¿La falta de pluralismo en España impide apreciar la riqueza musical de todas sus partes?

Milos Forman decía que la censura en sí era horrible pero que su peor producto es el miedo que crea en los demás. Lo que me preocupa y me duele es que haya gente que tenga un discurso y unas ideas que quiera expresar y lo quiera hacer en su lengua autóctona, sea catalán, euskera o galego, que sienta la necesidad de expresarse y que tenga miedo. Esto es lo que más me duele y fastidia.

Jordi Savall dijo hace poco que un país que no da valor a la cultura es un país sin futuro. Con el aumento del IVA, la caída de la industria discográfica, la  disminución del caché de los artistas… ¿Qué salud cultural y musical tiene el país?

La salud cultural está muy en entredicho, el enfermo está en la UCI, aunque con posibilidades de salvación. El Estado es quien tiene que dar el impulso fundamental a la política cultural y animar a la empresa privada a invertir en cultura. Si de pronto un gobierno considera que los cineastas, los artistas, los actores y músicos son poco menos que enemigos, los de la ceja, y va contra ellos y hace políticas económicas como el 21%, que no lo ha puesto el Ministerio de Cultura sino Montoro, el Ministerio de Hacienda, si un gobierno pone este tipo de trabas contra la cultura estamos ante una situación de un país culturalmente enfermo sin futuro porque no se crea masa crítica sino gente aborregada y socialmente adormecida.

Quizás esto sea lo que les interese.

Éste es el gran problema, sobre todo cuando es un poder heredero del franquismo como el del PP y de los que pactaron con él como puede ser el PSOE, no busca mentalidades críticas ni sociedades avanzadas sino gente aborregada que les siga el juego.

¿Las trabas que se ponen a la cultura, la caída de la industria discográfica, el hecho de que no se vendan discos… hacen que el directo se vuelva a convertir en el hábitat natural de los grupos, la prueba del algodón en la que tienen que mostrar su consistencia?

Sí, pero últimamente cuesta mucho que la gente vaya a los conciertos, aparte de por el precio de las entradas. Recomendaría a cualquier chaval que disfrute de la experiencia de un buen concierto de rock, es infinitamente mejor que estar chateando en el Facebook o estar jugando a un videojuego, disfrutar de música que te transmita y te comunique cosas, cuando alguien lo vive y lo siente…Hoy por hoy el músico se hace en el escenario pero es muy importante que todos hagamos un esfuerzo por sacar la gente de sus casas y que vaya a conciertos, es fundamental.

Hizo un libro sobre Mandela. ¿No tenía también una parte oscura?

Vamos a ver, como cualquier personaje histórico tiene luces y sombras, aciertos y errores. Hay quién le achaca que, quizás por razones sentimentales, se negó a ver todo lo que había hecho su mujer y que fue cómplice de ella, es posible. Es difícil juzgar eso porque pasó 28 años en la cárcel y sin permisos de fin de semana, eso condiciona algunos de los errores que pudo cometer. Se le ataca por defender la lucha armada del movimiento antirracista, pero es que en una dictadura tan atroz como la sudafricana en la que por salir a manifestarte el ejército te ametrallaba, donde había violaciones constantes de los derechos humanos y la situación social era insoportable… cuando te cierran todas las posibilidades políticas y cívicas de combatir esa injusticia, tienes que coger las armas. Hay gente que se lo critica, yo no lo veo criticable, cuando un pueblo se encuentra en una situación en la que es imposible el progreso y se está autofagocitando, tiene que romper por ahí.

¿Está trabajando en nuevos libros?

Trabajo en dos, uno es sobre AC/DC en España, me gustaría que su aparición coincidiera con los conciertos de la banda en España. El otro es de carácter político, estoy coordinando una memoria oral colectiva sobre el Frente Revolucionario Antifascista y Patriota (FRAP), una organización que ha quedado en lo de ‘calumnia que algo queda’, de que era terrorista. Este año se cumplirán 40 años de los fusilamientos del franquismo en los que murieron tres militantes del FRAP y dos de ETA, se ha equiparado el FRAP a ETA y no es así. El FRAP era una organización política de izquierda radical que luchaba contra el franquismo de forma muy directa a través de un montón de asociaciones, colectivos, sindicatos… era un frente de masas que, debido al grado tan enorme de represión que sufrió, en un momento determinado cometió acciones armadas fundamentalmente de autodefensa. Se trata de desmentir ese mito de que el FRAP era un grupo terrorista y dado que viven la mayoría de los que lo crearon, me estoy entrevistando con todos ellos.

Este artículo ha sido redactado y/o validado por el equipo de redacción de Revista Rambla.

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