En un mundo cada vez más interconectado, las redes sociales se han convertido en un refugio y, a la vez, en una trampa para muchas personas. En esta historia, exploraremos cómo la obsesión por la imagen y la aprobación en el mundo virtual puede llevar a la locura y afectar nuestra salud mental de formas inesperadas.

Clara era una joven activa en varias redes sociales, donde compartía su día a día, sus logros y sus sueños. Su perfil estaba lleno de fotos perfectas, momentos felices y mensajes inspiradores. Sin embargo, tras esa fachada brillante, Clara luchaba contra graves problemas de salud mental. La presión constante de mantener una imagen ideal la llevó a desarrollar trastornos como la depresión y la ansiedad.

Con el tiempo, Clara comenzó a obsesionarse con conseguir «me gusta» y comentarios positivos en sus publicaciones. Pasaba horas revisando su teléfono, esperando ver nuevas notificaciones. Este enfoque en la validación externa la aisló de sus amigos y familiares. La falta de interacción auténtica la sumió en una espiral de paranoia y soledad, amplificando su enfermedad mental.

Las redes sociales alimentaron la tendencia de comparar su vida con la de otros. Clara se sentía inadecuada al ver las vidas aparentemente perfectas de sus amigos y celebridades. Esta percepción distorsionada de la realidad intensificó su depresión y exacerbó su sensación de que todos, menos ella, llevaban una vida plena y feliz.

Un día, mientras navega por su feed, Clara se encontró con una publicación honesta de alguien que también luchaba con la salud mental. Al leer esa historia, sintió un rayo de esperanza. Decidió buscar ayuda profesional para hacer frente a sus problemas. Clara entendió que no estaba sola en su batalla y que lo que se veía en las redes sociales no siempre era la verdad.

Con el tiempo y la terapia, Clara aprendió a desconectar de las redes sociales y a reconectar con su verdadero yo. Comenzó a practicar el autocuidado y a priorizar su salud mental sobre la necesidad de aprobación digital. Se dio cuenta de que su valor no dependía de la cantidad de «me gusta» y supo encarrilar su vida hacia la realidad más mundana.

ingrid asensio

Ingrid Asensio

Creadora de contenido.

Comparte: