De la mano de Alianza Editorial se publica en España el último libro del prestigioso escritor albanés Ismaíl Kadaré, que ya tiene más de una veintena de títulos editados en este sello. La provocación, que así se titula el volumen, es un conjunto de once novelas cortas y relatos que nos muestran la maestría de un autor cuyo nombre se baraja todos los años como candidato al Premio Nobel de Literatura.

Kadaré. Foto: Francesc Sans.

En poco más de doscientas páginas, La provocación es como un álbum de fotos donde vemos al novelista trascurrir por su mundo creativo a lo largo de los años y volviendo, por así decirlo, a sus registros más clásicos. La selección de textos, realizada por Kadaré para la edición albanesa de 2013, va desde textos de hace más de medio siglo, hasta otros recientes escritos tras la caída del régimen de Enver Hoxha. El texto que da título al libro es la versión original que escribió Kadaré entre el 7 y el 17 de octubre de 1962, y que consiguió burlar la censura, y que el autor ha ido retocando durante más de un década. Peor fortuna corrió la novela El concierto, que fue escrita en 1981 y no fue publicada hasta 1988, a los tres años de la muerte del dictador. Precisamente, de El concierto, se recoge en este libro un texto que no apareció en la edición albanesa de la novela de 1990, ni en la española de 1992, se trata de Díptico sobre la gran muralla china. Porque, además de novelas cortas, La provocación contiene textos que no entraron en anteriores novelas y funcionan como historias independientes o son nuevos enfoques de las mismas. En este caso tenemos “El expediente de Orfeo”, de Réquiem por Linda B; “Las nupcias de la serpiente”, de Frías flores de marzo; “El último invierno del asesino” y “Para olvidar a una mujer”, de El concierto de fin de temporada. Cabe destacar que en este libro se recoge el primer texto en prosa de Kadaré, que como sabrán sus incondicionales, llegó a la narrativa desde la poesía metafórica, muy rara en la tradición literaria albanesa. El texto citado es En tierra desconocida yse escribió en 1953. Los siete relatos inéditos que encontraremos en La provocación son: “La provocación”, “La lectura de Hamlet”, “Conversación sobre brillantes en una tarde de diciembre”, “El informe secreto”, “La muerte de una mujer rusa”, “Díptico sobre la gran muralla china” y “En tierra desconocida”.

“En el cenicero, decenas de colillas, caídas unas sobre otras como en una masacre (las suyas, víctimas de uno de los bandos que, para diferenciarse del otro, lucían una cinta roja, se distinguían por la mancha de carmín de sus labios), permitían adivinar mejor que cualquier otra cosa lo sucedido: la furia desatada, la imposible explicación, los mutuos reproches, su incontenible llanto. Si existiera en algún lugar un museo de la amargura, le habría donado aquel cenicero”. En “Para olvidar a una mujer”.

En el relato “Las nupcias de la serpiente” tiene aires de un cuento de Las mil y una noches, donde una bella doncella se desposa con una serpiente. En “La lectura de Hamlet” nos encontramos con unas lecturas originales de Shakespeare, como lo fuera la de Macbeth incluidas en El concierto. Imagínense la voz narrativa de un niño, quizá el propio Kadaré en su Gijirokastra natal, que descubre en la lectura de Hamlet la solución para ahuyentar los fantasmas y terrores infantiles, y no va desencaminado, porque lo que elige como talismán es un animal que simboliza el sol y el triunfo de la luz sobre las tinieblas. Claro que todo el mundo del funcionariado y la asfixiante atmósfera del régimen pasado, directa o alegóricamente, siempre está presente en la obra de Kadaré, como en El informe secreto.

Sobre traducción y alguna primicia

La magnífica traducción es de María Roces González y de su compañero, fallecido en 2011, Ramón Sánchez Lizarralde, verdadero introductor de las letras albanesas en nuestro país. Cuando en esta misma revista escribí sobre la visita de Ismaíl Kadaré a Barcelona y la presentación de la novela Réquiem por Linda incluía una nota sobre las tildes en el nombre de Kadaré. En albanés, ni el nombre ni el apellido llevan tilde, y decía que en castellano se ponían por la influencia de las traducciones francesas. Ahora, mi amiga María Roces, me explica que las tildes se ponen desde un principio por acuerdo de las editoriales y el propio Ramón Sánchez: “Porque en la pronunciación castellana, vete a saber por qué, tiendes a cambiar la acentuación. Por ejemplo, dicen Fátos en lugar del albanés Fatós, y decían Kadáre en vez de Kadaré”, fin de la cita. Esto me recuerda la historia del “Hombre mal acentuado”, Mujica Lainez, que podrán leer también aquí. Y una de las anécdotas de la traducción, al margen de otras más técnicas que tienen al albanés arcaico como problema de traducción, pero bien resueltas, tiene que ver con unas cabras. En la página 25 del relato La provocación, Kadaré escribe: “como si estuvieran comerciando con las cabras de Shero”. ¿Qué son las “cabras de Shero kadareanas?, pues la traductora no encontró noticias de ellas, pese a consultar refraneros albaneses, en los que sí aparecía un Shero pero cuyo enunciado no se ajustaba con el sentido que se le da en el texto del libro; ni tuvo una respuesta cuando consultó con escritores y amigos albaneses. Parece que es uno de los inventos de Kadaré, y concuerda con la nota de la traductora, que dice que sería una forma de reflejar un diálogo imposible o poco importante, ya que dichas cabras no existen. En la traducción francesa cortaron por lo sano, ante la incomprensión del término, lo eliminaron, privándonos así de los kadareanos aforismos.

La primicia es que, aunque no hay previsiones de nuevas traducciones al castellano de Kadaré en este año recién comenzado, de momento sabemos que la editorial albanesa Onufri ha publicado en 2014 dos obras inéditas en castellano: Mëngjeset në Kafe Rostand: motive të Parisit (Las mañanas del café Rostand. Motivos de París), un ensayo, y la novela Mjegullat e Tiranës (Las nieblas de Tirana), sobre la vida del Kadaré universitario entre 1957-1958. Y la que sí publicará la editorial Siruela es una nueva novela del interesante Fatós Kangoli titulada Tirana blues.

“En nuestra clase, la mitad de los escolares vivíamos en mansiones de esas, imperiales, pero, curiosamente, no suscitaban en nosotros sentimientos de orgullo alguno. La razón, según parece, aunque no lo reconociéramos abiertamente, era que no nos gustaban. A eso se debía igualmente que, cuando nuestros compañeros de clase, los que habitaban en las viviendas monárquicas, visitaban las nuestras, permaneciéramos en silencio ante sus aspavientos de admiración”. En “La lectura de Hamlet”.

En fin, este es un libro que, en forma de mosaico y como si las piezas de un rompecabezas se tratara, nos enseña el cajón de sastre y el andamiaje de la obra de Ismaíl Kadaré, por ello es de lectura imprescindible para conocer al autor y, junto con otros autores en lengua albanesa como el citado Fatós Kongoli, Bashkin Shehu, Mitrus Kuteli, Mimosa Ahmet o Luan Starova, una forma amena de introducirse en la actual narrativa albanesa.

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