La gente ha dejado de comprar. Convencer ahora ya parece una tarea imposible: en estos tiempos híbridos todos quieren pero ya nadie convence; lo malo es que en medio de la crisis del consumo para ciertas marcas, la tragedia social empieza a convertirse en una herramienta. Ahora no solo se busca la pose de artistas famosos, labios agresivos y rojos, modelos andróginas y escuálidas de pómulos salientes y cada vez más perfectas, sino también los hechos circunstanciales a los que de un tiempo a esta parte ya nos venimos acostumbrando. No es raro ver pues que en algunos medios impresos al lado de las fotos de un atentado en Siria, por poner un ejemplo, aparezca la fotografía de una marca particular de relojes o de coches, en una actitud muy similar a la de los protagonistas del suceso periodístico. Es decir: que si en el atentado a Siria vemos a gente cargando un cadáver, en la imagen publicitaria vemos a gente en una actitud muy parecida. La idea de la perdurabilidad, para ciertos anuncios publicitarios se está convirtiendo en una regla, un juego maquinado que se aprovecha de los sucesos noticiosos del ciudadano común y corriente. Pareciera que los creativos de ciertas agencias (¡oh, que grandes mentes prodigiosas!) tuvieran claro que es menester embadurnar de carácter ilimitado a sus ideas porque eso vende, que mientras más expriman la escena cotidiana y social más atención se conseguirá en la gente.
Traigo a colación lo anterior pues a estas alturas ya es de conocimiento general, —basta ir a plaza Cataluña y alzar los ojos— que una marca de gafas ha hecho su irrupción con dos carteles de dimensiones exorbitantes y que no hace más que banalizar y otorgarle una connotación exagerada a la manifestación del 15M; a través de un anuncio de publicidad. Resulta que claramente se visualiza la intencionalidad cuando las fotos, porque son dos, se exponen como las dos caras de una misma moneda, acompañadas de un texto: Never Hide que en la traducción significa: “Nunca se esconde”. Por qué, si había una clara intención de provocar no titularon el anuncio: Never Give Up “Nunca te rindas”. En la primera fotografía a blanco y negro, aparece un grupo de jóvenes quizás de los años 60 bailando rocanrol, llenos de una vitalidad envidiable y al lado, se alcanza a ver la otra fotografía que representa una trifulca destinada a captar la atención inmediata del ciudadano de a pie, porque es la imagen que involucra, la imagen que agrede, en ella claramente se refleja un violento choque entre policías y jóvenes, los mismos que bien podrían ser la representación de los lamentables hechos que se suscitaron el 29 de marzo; el día de la huelga general. Algo destacable en esta imagen es cuando en medio de la agresiva disputa surgen como dioses una pareja de jóvenes radiantes y completamente ajenos a cualquier protesta y que ponen por encima la manifestación del amor, los besos e idealizan el atractivo, dando a entender que hasta en una revuelta urbana puede darse cita.
La publicidad tiene por costumbre jugar en los límites, pero en este caso se pasaron tres pueblos. No sé a qué mente desbordante de creatividad se le ocurrió la grandiosa idea de recrear este suceso pero creo que en circunstancias como las que actualmente se están viviendo no se debería mangonear, ni atacar simbólicamente a los agentes sociales que expresan su disconformidad con el sistema. Visto lo anterior, me da la impresión que si se diera el caso de un rescate económico en España, la salida de Grecia del euro, o el ataque de Estados Unidos a Irán; nos encontremos con anuncios de publicidad que busquen a toda costa representar imágenes desesperadas y aprobadas por los dueños de las grandes marcas que al ver el descenso a mínimos de sus ventas , agradecieran que les quede finalmente valerse de la sangre, la marginación social para de esa manera todavía recordarnos con énfasis que aun cuando todo parece extraviado, hundido y hecho polvo; queda un ápice de deseo material que tarde o temprano querremos satisfacer.
Narrador, guionista y editor.