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Mucho que decir tras 22 días en prisión y un proceso abierto con la posibilidad de hasta 36 años de condena por haber quemado una caja de cartón frente a la Bolsa de Barcelona. Mucho que pensar.

La verdad es que le di muchas vueltas y he llegado a una conclusión: No me han detenido por lo que he hecho sino por ser afiliada a la CGT. Si hubiera sido realmente por la acción frente a La Bolsa, en ese mismo momento me podrían haber llevado o sancionado de alguna manera ¡Estábamos rodeados de policías! Pero no es eso lo que interesa. Lo que ellos quieren es parar un movimiento que está creciendo. El sindicato lleva tiempo teniendo cada vez más poder de convocatoria y eso no lo pueden consentir. Querían que la reacción a esta detención fuera el miedo, no sólo de parte de nuestra organización sino de la de todos los colectivos libertarios. Querían que se dieran pasos atrás en la lucha de la gente en las calles, y también, por supuesto, que se criminalizara aún más a los movimientos sociales. Mi acto simbólico a cara descubierta durante la manifestación del 29M fue justo lo que necesitaban: detener a una persona que ocupa un cargo importante dentro de la organización y así darle un golpe duro no sólo a la CGT de Barcelona sino también a nivel de todo el Estado. Pero no lo han conseguido.

¿Esperabas que esto pudiera pasar?

La detención no me sorprende. Entiendo que forma parte de toda una estrategia. Pero lo pensaba más como una posibilidad durante los días posteriores al 29M. Luego ya no se me pasaba por la cabeza porque, en general, no tengo ningún tipo de paranoia en este sentido. Pero se ve que durante todo el mes estuvieron haciendo un seguimiento de mis movimientos porque sino no se entiende cómo hicieron para aparecer justo a las 9 de la mañana, hora en la que siempre salgo de casa con los perros para pasearlos antes de ir al trabajo.

¿Cómo fue el momento de la detención?

Yo iba escuchando música, con los perros. Se me acerca un poli y me dice: “Laura Gómez”. Yo, tan tranquila, me quito los cascos y le respondo: “¿Si?”. Luego pienso “¿Y este tipo cómo sabe mi nombre?”. Entonces me comunican que estoy detenida y ante mi pregunta sobre los motivos, la respuesta es “Ya se enterará”.

Como siempre, había dos polis: el bueno y el malo. El bueno, al menos, se interesó por los perros y me preguntó si tenía a alguien que se encargara de ellos ¡Pero yo quería saber por qué me estaban deteniendo! Entonces empezaron: “incendio, daños, coacciones, desorden público…”

Vinieron dos coches para llevarme. Lo curioso es que habíamos estado el día anterior en la comisaría de los Mossos porque teníamos una citación por otro asunto. ¿Por qué no me detuvieron cuando estaba ahí y no con todo ese show en la calle a pleno día?

Eso sí, muy considerado, el poli bueno me dice: “Tú eres una persona razonable, tranquila, así que te metes en el coche y te esposamos adentro para que no te vean los vecinos”.

Ahora, después de todo, ¿cómo estás?

Muy bien. Yo encontré ahí dentro cierto equilibrio, no sufrí miedo ni presiones aunque me preocupaba mucho cómo estaban recibiendo la situación mi hija, mi madre, mis amigos. No saber qué pensaban, con qué información contaban mis seres queridos fue lo peor de todo. Pero, por suerte, estaba tranquila porque confiaba en que mis compañeros iban a cuidar de mi familia. Así que, pese a todo, me he sentido y me siento muy fuerte.

¿Y la CGT? ¿Cómo se encuentra la organización?

También fortalecida. Nosotros somos un movimiento que busca visibilizar la voz de muchos que todavía no se atreven a salir a manifestarse y el gobierno, con acciones como esta que lo que pretenden es paralizar a la gente, lo que ha conseguido es todo lo contrario. Ahora la gente se da más cuenta porque es mucho más fácil verlo: lo que quieren es romper toda unidad de lucha.

¿Cómo ha sido el trato en la cárcel?

Cuando entra una persona nueva siempre hay curiosidad y mi caso era bastante especial, así que al principio era como el bicho raro. Pero al cabo de unos días, las demás internas comenzaron a acercarse. “¿Has quemado La Bolsa?” me preguntaban. Estaban muy interesadas en saber cosas sobre los movimientos obreros porque la mayoría no ha participado nunca en una manifestación.

También he recibido simpatía por parte de las funcionarias de prisión. Me repetían continuamente que era una injusticia que estuviera ahí y me daban ánimo diciéndome que me iría pronto. Las escuchaba hablar mucho de los recortes. Todo el tiempo comparaban, tanto las funcionarias como las internas, lo que había antes y lo que hay ahora, todo lo que les están quitando.

Y bueno, al final ya se reían mucho de mi situación. Venían y me decían “Laura ¿tienes fuego?”.

Cuando ingresaste en prisión, ¿creías que podrías quedarte dentro?

Los primeros días sí, no paraba de leer la orden de detención que tenía sobre la mesa porque no lo podía creer. Hasta que al final la rompí y me centré en mantenerme bien anímicamente y confiar en el trabajo de los compañeros.

El 25 de abril la jueza te dictó prisión provisional sin fianza pero, sin embargo, el 17 de mayo saliste tras el pago de 6 mil euros. ¿ Por qué crees que te impusieron la fianza finalmente?

Posiblemente por la demanda por daños que presentó La Bolsa. No es cualquier lugar, estamos hablando de La Bolsa de Comercio, que es donde se articula toda esta centrifugación de capital público a la banca privada que está provocando la reacción del pueblo y la consiguiente represión por parte del Estado.

¿Piensas que puede haber más detenciones?

Cuando estaba dentro yo estaba pendiente de los ingresos porque si seguían adelante con esta estrategia, claro que podían entrar más compañeros. Pero pienso que si lo hacen es un suicidio político porque lo único que conseguirían sería una mayor reacción por parte del movimiento. Aunque, como han demostrado no tener demasiado seso, es una posibilidad que no descarto.

Probablemente veamos que la represión continúa pero ya no la personalicen tanto. Han visto que existe solidaridad entre los diferentes movimientos sociales y saben que eso no lo pueden parar.

¿Esperabas el apoyo que has tenido desde los otros sindicatos?

La verdad es que me sorprendió la firma de un manifiesto conjunto con sindicatos con los que tenemos un conflicto permanente. Además durante la misma manifestación del 29 y los días posteriores la opinión más generalizada fue la de que sólo algunos eran, supuestamente, capaces de hacer una manifestación pacífica, y otros que éramos los radicales. Sinceramente, creo que se han posicionado de nuestro lado porque no tenían más remedio, era lo políticamente correcto. Así que yo no les pienso agradecer.

¿Este tiempo en prisión te ha servido para cambiar la visión respecto a algunos temas?

Sí. Cada vez tengo más claro que la justicia está totalmente dirigida por los políticos. No es independiente, está manipulada y eso me preocupa muchísimo. Es algo que, sin duda, hay que denunciar.

También he aprendido mucho de cara a la organización. Ahora somos más concientes de la capacidad de acción que tenemos. Hemos podido comprobar que somos fuertes.

Y, por último, destaco la respuesta social. He recibido cartas de gente que no conozco que me decía: “Laura, estoy contigo”. Yo, que soy muy crítica con la gente porque pienso que tiene miedo y que por eso no se manifiesta, he visto que la gente responde, que sí que tiene conciencia. Quizás el hecho de que alguien entre a la cárcel ha ayudado a que se tomara conciencia de que todos somos susceptibles de caer en esta situación.

¿Cuál es ahora el camino a seguir?

Lo que hay que hacer es no parar. Aprovechar lo sucedido para reforzar la unión y reflexionar conjuntamente porque, posiblemente, tengamos que modificar nuestras formas de protesta para no dejar que nos criminalicen y, por tanto, la gente tenga miedo y deje de movilizarse.

Hay que estar seguros de que somos más. De verdad que somos más los que queremos gritar que los que quieren continuar con este sistema.

¿Y tu lucha, cómo continúa?

Yo estoy ilusionada y con ganas de ponerme en marcha. No me arrepiento en absoluto de haber estado ahí el día 29. Lo único que me sabe mal es no poder participar en ninguna manifestación hasta que se acabe el proceso judicial. Eso sí que me jode porque ¡ahora es el momento de estar en la calle! Pero igualmente estaré detrás, desde la organización. Encontraremos la fórmula jurídica o imaginativa de resolverlo.

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