Con el título La isla del tesoro: el mapa de los sueños, los amigos de Graphiclassic han publicado el segundo libro de la serie de estudios literarios y gráficos de los grandes clásicos de la literatura, esta vez con el sello editorial Huerga & Fierro. Si el primero lo dedicaron a Herman Melville y su Moby Dick, ahora lo hacen sobre la obra maestra de Robert Louis Stevenson. Como en el anterior libro, en este se han rodeado de colaboradores de renombre, como Mario Vargas Llosa, Alberto Manguel, Javier Marías, Rosa Montero, Juan Madrid, Antonio Tabucchi, Fernando Savater o Pilar Pedraza entre otros escritores, y una larga lista de ilustradores que han realizado 50 dibujos originales para esta edición.

En una declaración de intenciones, la Asociación Cultural Graphiclassicnos dicen: “Pretendemos ser un esfuerzo cultural continuado en la revalorización de los clásicos literarios y en el análisis de la estela gráfica, cinematográfica o en la cultura popular que estos han dejado”, y a fe mía que lo están consiguiendo. El libro está estructurado de la siguiente manera: El autor, su obra y su tiempo, con trabajos de Alberto Manguel, Rosa Montero o Javier Marías; los reflejos de la isla; sobre las visiones de lo que es y ha supuesto La isla del tesoro, aquí escriben Vargas Llosa, Fernando Savater, Constantino Bértolo, Alejandro Jodorowsky, Raúl Guerra Garrido, Moncho Alpuente, Pilar Pedraza, Vázquez-Figueroa o Jordi Sierra i Fabra; arte, ilustración, cómic, cine…, con trabajos de Luis Alberto de Cuenca, Manuel Hidalgo o Luis Conde.

“Una noche de junio de 1865, cuando tenía quince años, mientras se encontraba en una habitación del hospital de Edimburgo, Robert Louis Stevenson, futuro escritor y viajero, tuvo un sueño. Soñó que se había convertido en un hombre maduro y que se hallaba en un velero”. Antonio Tabucchi

Post Scriptum y miscelánea

En el libro hay varias sorpresas, como un cuadernillo llamado Bitácora de la tripulación, donde se trata el mundo de los piratas, de los reales, y los que inundan la cultura popular, desde el cómic a los videojuegos. Hay también un interesante texto donde Carlos Uriondo nos habla de la influencia de Stevenson en el dibujante Hugo Pratt.  Los relatos también están presentes con un cuento original del propio Stevenson, en el que dialoga con sus personajes, otro relato de Juan Madrid y un tercero de Antonio Tabucchi. El rico mundo iconográfico que rodea a La isla del tesoro llena toda la obra, aunque se amplía con dibujos originales de Federico del Barrio, David Pintor, Ángel Domínguez o Morales-Gòdia. El ilustrador Fernando Vicente, en el capítulo Mi isla del tesoro, nos muestra nueve ilustraciones a toda página sobre su versión de la obra. Y claro, el apartado de anécdotas y curiosidades que tan hábilmente desgrana Guillem Díez son una gozada. En ella descubrirán el misterio de cómo el pirata John Silver, en una taberna de Bristol, se llevó al gaznate una ración de… ¡Churros!

“Finalizado el capítulo XXXII de La isla del tesoro, dos de las marionetas salieron para darse un garbeo y fumar una pipa antes de reanudar sus obligaciones y se encontraron en un espacio abierto no lejos de la narración”. Robert Louis Stevenson

La literatura de Robert Louis Stevenson fue un paso franco entre la narración victoriana y la que vendría luego. Su técnica narrativa es limpia y moderna, con economía de medios y donde las reglas de la moralidad al uso navegan entre las aguas de la ambigüedad en muchos de sus personajes. Stevenson fue un hombre libre, de vida nada convencional, fascinado por los viajes, enfermizo y curioso; quizá esa curiosidad lo llevó, presuntamente, a formar parte de una sociedad secreta, de la que formaron parte otros escritores británicos como Bram Stoker, Arthur Machen, Rider Haggard o Conan Doyle, no era otra que la Sociedad de la Niebla (Hermetic Order of the Golden Dawn). Si La isla del tesoro tuvo un gran éxito editorial, otro viaje, este al interior de la psique del ser humano, le terminó de encumbrar literariamente, me refiero a El extraño caso del doctor Jekyll y Mr. Hyde. El desarraigo, y los problemas de identidad nacional o lingüística, según Paul Coates (citado por Román Gubern en Máscaras de la ficción), hicieron que muchos escritores en esta situación trataran el tema del doble, la sombra y el reflejo. Otro ejemplo lo tenemos en El retrato de Dorian Gray de Oscar Wilde. Stevenson tuvo una vida extraña y una personalidad compleja y con múltiples aristas que también se analizan en este volumen.

“Me gustan los relojes de arena, los mapas, la tipografía del siglo XVIII, las etimologías, el sabor del café y la prosa de Stevenson”. Jorge Luis Borges

El equipo de Graphiclassic está realizando una labor encomiable que merece toda la atención de aquel que no quiera perderse lo más importante que se está haciendo en España sobre la ilustración y la literatura clásica y popular. Robert Louis Stevenson escribió: “No hay deber que descuidemos tanto como el deber de ser felices”, y los aficionados y letraheridos serán felices con este trabajo, como lo serán con el nuevo proyecto que nos anuncian, que no es otro que un libro dedicado a un escritor francés que se inventó, nada más y nada menos, que el futuro. En fin, si existiera la Encomienda de los Caballeros del Papel Amarillo, Carlos Uriondo (sociólogo), Luis Conde (periodista), Guillem Díez (filólogo) y Vital García (ilustrador) serían sus Comendadores Mayores.

Este artículo ha sido redactado y/o validado por el equipo de redacción de Revista Rambla.

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