Con los ojos bañados en lágrimas de emoción y las manos cargadas de pins del Ejército del Aire, Antonio Vilella, comandante retirado, repartía entre los asistentes lo que todavía no ha perdido a sus 94 años: sonrisas y orgullo por haber participado en uno de los momentos claves de la historia de nuestro país. Vilella es uno de los aviadores de la República protagonistas del documental “Ales de la memòria”, estrenado el pasado lunes en el Espai Jove La Fontana y dirigido por dos jóvenes realizadores, Anna Lozano y Alex Hick.
El objetivo del film, de 30 minutos de duración, era “recuperar un capítulo de nuestra historia más reciente y, sobre todo, rendir homenaje a los aviadores de la República”, explica Lozano. El documental, que fue un encargo del Ayuntamiento de Barcelona y cuyo rodaje se hizo entre Toulouse y Barcelona, pretende ofrecer el testimonio de una generación “de la que actualmente quedan pocos protagonistas”, afirma.
Vilella fue el único de los cuatro aviadores de la República que participaron del reportaje que pudo asistir al estreno. Uno de ellos, Francisco Viñals, falleció hace pocas semanas, y el resto no pudo estar presente por motivos personales o de salud.
Sin embargo, la presencia de Vilella eclipsó a los asistentes, tanto por la emotividad de sus palabras, como por la claridad de su memoria al evocar los recuerdos de esa experiencia que asegura marcó su vida.
“Merecíamos haber ganado esta guerra, cuya paradoja fue que los dos bandos luchábamos por un mismo objetivo: tener una España mejor”, aseveró este ex mecánico del ejército republicano.
Sin embargo, asegura, “la culpa de que nosotros perdiéramos fue que, con el pacto de No-Intervención, países como Inglaterra y Francia establecieron la prohibición de vender armamento a cualquiera de los dos bandos. Pero el ejército de Franco sí recibió ayuda y hombres de Portugal, Italia y Alemania. Si hubiéramos tenido con qué luchar, podríamos haber ganado”.
En el rostro de Vilella se dibuja sufrimiento y dolor, no sólo por la guerra y por haber pertenecido al bando perdedor, si no por lo que vino después.
“Los batallones disciplinarios y las posguerra fue lo más duro. Tuve que hacer de todo para sobrevivir, pero no me arrepiento de nada de lo que hice, pues las cosas finalmente me han ido bien”, resume este anciano, convertido hoy en día y según sus palabras, en propietario de “una de las empresas más importantes del Puerto de Barcelona”.
Montaje
Llevar a cabo la grabación de las entrevistas no fue fácil, reconocen los realizadores, quienes pudieron acceder a los protagonistas a través de la Associación de Aviadores de la República (ADAR), cuya sede en Barcelona se encuentra en la calle Guifré número 8. Pero tampoco lo fue el montaje, tal y como apunta la responsable del proceso, Ester Sánchez: “Tenía 13 horas de material, entre imágenes de la asociación, entrevistas y fotografías. Me hubiera gustado incluir las historias que los protagonistas contaban sobre bombardeos, de cómo fueron tratados en la cárcel, los trabajos forzados y los campos de concentración. Pero no se trataba de hacer apología ni de posicionarse en un bando, si no de mostrar estos personajes y rendirles un pequeño homenaje, que creo se merecen”.
El documental, admite Sánchez, es un género que se caracteriza “por tener un presupuesto muy bajo o inexistente, y los jóvenes realizadores a menudo no reciben el soporte necesario para llevar a cabo estos proyectos y difundirlos”.
Para más información sobre el trabajo y contactar con los creadores, se puede consultar la web http://alesdelamemoria.blogspot.com