Es difícil saber donde acaba la corrupción y los recortes, los presuntos corruptos empiezan en la casa Real, pasando por políticos, banqueros, empresarios, tonadilleras, gestores culturales y un sinfín de personajillos, sabemos que pocos de ellos han pasado por la cárcel, algunos como el Sr. Millet ilustre barcelonés galardonado con las medallas y honores como hijo ilustre de la Catalunya cultural, empresarial y motor de España está en libertad condicional con fianza que no ha pagado alegando que no tiene dinero y como pago ha depositado dos cuadros a cuenta. Mientras, sindicalistas como Laura Gómez y otros han sido encarcelados por defender los derechos de los trabajadores, Laura ha estado encarcelada más de 20 días sin fianza hasta que ha salido en libertad previo pago de una fianza que ha tenido que abonar para salir, a ella no le valen los cuadros ni las litografías, claro, es una sindicalista no una gestora cultural y su sueldo no da para cromos.
En cuanto a los recortes parecen no tener fin, al parecer se recorta indiscriminadamente sobre todo en educación, sanidad, ayudas sociales y a la vez se aprueba una amnistía fiscal para que los corruptos y defraudadores tengan menos problemas para blanquear sus fortunas.
Puestos a recortar ahora les toca a los «pipícan». En Gràcia uno de los barrios mas populares de Barcelona, en la plaza del pueblo romaní comparten espacio desde hace varios años un barracón escuela y un “pipican” algo abandonado pero coronado con media docena de árboles donde los perros podían correr, juguetear y mear en sus troncos bajo la mirada de los niños que entraban y salían del barracón, un rincón agradable donde niños, perros y sus acompañantes pasaban unos minutos a la sombra de los frondosos árboles. Hasta que uno de los políticos que gestionan nuestros impuestos ha decidido cortar, no recortar, cortar de tajo todos los árboles para instalar otro barracón donde hacinar a otro montón de niños para educarlos y prepararlos para el futuro. En el mismo barrio hace años que hay solares a la espera de construir colegios y equipamientos para el distrito, pero al parecer algunos políticos prefieren construir cárceles con salas de recreo y piscina (será porque piensan que en algún momento pueden acabar en ellas), pero tienen claro que a la escuela no volverán y por las maneras que tienen de gestionar, esta claro que a las escuelas asistieron poco.
Por supuesto el problema no es el “pipícan”, los perros pueden hacer sus necesidades en la calle, lo que es patético es que con la excusa de que no hay dinero vayan buscando rincones mas o menos transitables y poco visibles para ir instalando barracones escuela, despidiendo maestros y hacinando alumnos en las aulas.