El cante, el toque y el baile de María Terremoto llegan al ciclo Caprichos de Apolo el 18 de mayo para universalizar el flamenco de aquí y ahora de forma definitiva.
Bautizada por la crítica como la “princesa del cante jondo”, María Fernández Benítez se ha convertido en una de las grandes exponentes del panorama flamenco actual por su destreza en soleás, bulerías y fandangos. No importa qué palo se le ponga delante, que ella lo siente como algo innato y lo canta con soltura y facilidad.
Su carácter artístico, forjado por el legado de la saga de Los Terremoto de Jerez, así como por el de todas esas cantaoras gitanas que la preceden, es un soplo de aire fresco para el flamenco tradicional que ha permitido acercarlo a nuevos públicos más allá de las zonas de confort del género. Una desgarrada y potente voz que llega hasta lo más profundo.
Con solo dieciséis años se convirtió en la artista más joven en recibir el Giraldillo Artista Revelación en la Bienal de Flamenco de Sevilla 2016, premio que le sirvió de respaldo para conseguir la Venecia Flamenca en el Festival de la Mistela, además de otros reconocimientos y galardones.
La corta trayectoria de María Terremoto también contempla escenarios más allá del panorama jondo español, habiendo recorrido Europa y Estados Unidos, desde Nimes hasta Nueva York o Miami, con un gran aval de público y crítica.
Ahora, a sus veintitrés, la cantaora cuenta con un primer disco en homenaje a su padre Fernando Terremoto, “La Huella de Mi Sentío” (2018), que presentará en directo en un espectáculo cercano, sin guiones ni artificios, creando una línea directa entre su cuadro flamenco y el público barcelonés.
Le acompañarán Nono Jero a la guitarra y las palmas de Juan Diego Valencia y Manuel Cantarote.
Este artículo ha sido redactado y/o validado por el equipo de redacción de Revista Rambla.