altEl President destaca el fortalecimiento de los partidos pro-consulta ante el juego sucio del Estado. La CUP pide a ERC que entre en el Govern para blindar la consulta y el TC ve casi imposible dictar sentencia antes del 9-N

 

 

El President destaca el fortalecimiento de los partidos pro-consulta ante el juego sucio del Estado. La CUP pide a ERC que entre en el Govern para blindar la consulta y el TC ve casi imposible dictar sentencia antes del 9-N

 

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El proceso catalán continúa hacia delante, aunque mediáticamente haya quedado un poco desplazado por escándalos de diversa índole. Las alcantarillas del Estado, que dan para tapar las tarjetas negras de Caja Madrid, la bochornosa gestión del ébola en el hospital Carlos III –incluida una surrealista rueda de prensa de Mato, a la que la trama Gürtel pagó confeti y payasos para la fiesta infantil de su hijo-, y la anulación de los “enemigos” –17 años de inhabilitación para el juez Elpidio Silva por encarcelar a Blesa-, se mantienen activas, cociendo en el barro y la mugre del subsuelo las contramedidas a cualquier movimiento del Govern. La última, la carta de Llanos de Luna a los ayuntamientos catalanes pidiendo que no hagan ninguna acción para el 9-N y apelando a los funcionarios a cumplir las resoluciones judiciales y a respetar el ordenamiento jurídico vigente. El 95% de los consistorios ha anunciado su inequívoco apoyo a la consulta, expresado en una recepción multitudinaria que Mas dispensó a los alcaldes en la Generalitat.

 

Precisamente el pasado fin de semana la reunión de los grupos favorables a la consulta concluyó con un lema de unidad: “Iremos hacia delante y lo haremos juntos, ésta es nuestra fuerza”, proclamó Mas con “una alegría especial y una gran confianza”. El encuentro, “muy intenso, de mucho trabajo y muchas horas” ha fortalecido la convicción en el 9-N “frente a un Estado que está actuando con gran hostilidad y con todo tipo de obstáculos para que el pueblo de Catalunya no pueda participar ni votar”.

 

En este sentido, una vez certificada la defunción de Montesquieu y la separación de poderes, el TC tiene el “trámite” de estudiar la recusación de dos de sus miembros por parte del Parlament: Pedro José González-Trevijano y su presidente, Francisco Pérez de los Cobos. La petición, presentada por CiU, ERC, ICV-EUiA, denuncia “falta de imparcialidad e independencia” para decidir sobre la constitucionalidad de la Ley de Consultas. No en vano Cobos, que ya fue recusado una vez por la Generalitat, fue militante del PP hasta el 2011. Pero en la mesa de este Tribunal se acumulan varias cuestiones: las impugnaciones del gobierno español contra la Ley de Consultas, el decreto de convocatoria y la Comisión de Control del 9-N. Como consecuencia, aunque el debate ya haya empezado, los magistrados del TC admiten que es prácticamente imposible dictar sentencia antes del 9-N.

 

Ayer en el Ateneu barcelonés Mas mostró su lado prudente y avisó que, teniendo en cuenta “el terreno desconocido” del proceso, no existen “las seguridades absolutas”, por lo que hay que acostumbrarse a “gobernar la incertidumbre, no gobernar en la incertidumbre”. El President recordó que el consenso político “se ha mantenido en los momentos clave” y que el proceso pone a prueba la capacidad de resistencia y movilización de la sociedad catalana. De puertas adentro, el Govern ya piensa en alternativas a la consulta, una especie de sucedáneo en la cita con las urnas, mientras todavía sobrevuela la sombra de unas elecciones plebiscitarias. En la calle, continúa la ebullición: ayer, largas colas de extranjeros para poder votar el 9-N y 350 estudiantes cortaron la Diagonal para pedir el voto el 9-N.

 

En el Congreso, todo igual: PP, PSOE y UPyD votaron en contra de una proposición no de ley de ERC que pedía la retirada de los recursos de inconstitucionalidad. El diputado de ERC Alfred Bosch reiteró que los catalanes votarán el 9-N y avisó que, en democracia, “lo correcto es votar y obstaculizar la votación no es nada correcto”.

 

La CUP apela ERC a mojarse

 

Paralelamente, gestó insólito de solidez de la CUP. Quim Arrufat ha pedido a ERC que entre en el Govern para blindar el 9-N y también se ha ofrecido a hacer lo que sea conveniente para garantizar la celebración de la consulta. ERC, en boca de Marta Rovira, está dispuesta a dar el paso, el convergente Jordi Turull no lo entiende porque cree que la consulta ya está blindada mientras que ICV-EUiA no lo ve imprescindible porque “la unidad política que existe hoy es la que ha permitido llegar hasta aquí”, según Dolors Camats.

 

Los socialistas lo consideran “irrelevante” y el PP ya tiembla sólo de imaginar una coalición entre CiU, ERC y la CUP, “lo peor que le podría suceder a Catalunya”. Sánchez-Camacho, desbordada por las circunstancias y de cara a la galería, reclama seny y con la boca pequeña solicita una revisión del modelo de financiación y las competencias, convencida de que el establishment bipartidista impedirá cualquier mínimo cambio constitucional.

 

 

 

 

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