Probablemente, la opinión que voy a expresar no sea políticamente correcta, pero me da igual.

Estos días observamos fuertes e importantes movilizaciones por toda Europa de los empresarios agrarios. Sacan sus grandes y costosos tractores a las carreteras, que en muchas ocasiones no conducen ellos. Ocupan las diferentes vías públicas, como autopistas, autovías, accesos a las ciudades e incluso ocupan los centros de muchas ciudades sin importarles los trastornos económicos y sociales que con ello están creando -por ejemplo, hoy la ciudad de Albacete está completamente bloqueada-. El grado de permisividad que se está teniendo por parte de las autoridades gubernativas no está justificado. Ya nos hubiera gustado a muchos tenerlas en otras ocasiones anteriores. Por ejemplo las manifestaciones y ocupaciones de hoy de las vías públicas no tenían autorización.

No digo que no puedan tener algunas razones para estas movilizaciones, aunque sinceramente pienso que, dentro del conjunto del sector agrario, por lo menos en España y en la provincia en la que resido, Albacete, estas razones están disminuidas si ves y analizas el ritmo de vida de muchos de ellos y a la vez la situación en la que mantienen estos empresarios que se manifiestan a sus trabajadores y trabajadoras.

Podría hablar de muchas de las condiciones de trabajo de estos trabajadores, como las jornadas de sol a sol, y su marco de derechos y del respeto de estos, por no decir de la situación de explotación de los trabajadores emigrantes. Pero me voy a referir a una muy clara y concreta que pone al descubierto quienes son y cómo actúan.

Por ejemplo, la inmensa mayoría de los diferentes convenios colectivos del sector del campo, una vez aplicado el nuevo Salario Mínimo Interprofesional, se ha quedado para todas las categorías, por debajo de éste y ello significa que un trabajador o trabajadora por cuenta ajena del campo, si es fijo cobra menos de 1000 euros mensuales y mucho menos si es eventual o emigrante. En muchos casos los convenios colectivos llevan dos o más años sin negociarse ya que los empresarios y sus organizaciones agrarias, sobre todo ASAJA, se niegan a sentarse en la mesa para proceder a su negociación. No pueden pagar salarios normales a sus trabajadores, pero sí pueden tener un alto ritmo de vida y que todos conocemos. ¡Con menudos todo-terreno se pasean!

Ellos y ellas, los y las trabajadores por cuenta ajena del campo, incluso los pequeños autónomos, sí que tienen razones de mucho peso para movilizarse, para denunciar la situación que desde hace ya muchos años vienen sufriendo y padeciendo, fruto en muchos casos, de la actitud caciquil e irresponsable de quienes durante estos días se están manifestando. ¡Todo el día llorando, todo el día pidiendo y amenazando, y todo el día sacando suculentas subvenciones de los presupuestos públicos, aunque luego den poco o nada a sus trabajadores!

Por eso digo y afirmo sin pudor alguno, que todo mi apoyo y solidaridad, sí, para con los trabajadores y trabajadoras por cuenta ajena del campo de esta nuestra España y muchos de esos empresarios autónomos que trabajan de sol a sol, y no tanto para con esta casta que se está movilizando.

*Fuente: https://www.nuevatribuna.es/articulo/actualidad/apoyo-trabajadores-campo/20240207113917223132.html

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