‘Sólo un 4% de españoles apoyaba la guerra en Irak’. Estas son las palabras que según el libro ‘A Journey’ expresaba en 2003 el por aquel entonces presidente de nuestro país, José María Aznar, a su amigo y actualmente ex ministro británico, Tony Blair. Declaraciones que salen a la luz en estas memorias del premier británico y que coinciden con el anuncio del presidente Obama del fin de la guerra de Irak, siete años y cinco meses después de su comienzo. Un anuncio que parece habernos dejado totalmente indiferentes, una noticia más del frenesí informativo diario. ¿Será porque estamos preocupados únicamente por la crisis, por el aumento del paro o porque realmente sabemos que esta batalla no se termina aquí? Échenle la culpa a lo que quieran pero yo les aconsejo que hagan memoria. Como dice la mítica canción de Presuntos Implicados, ‘cómo hemos cambiado’. Año 2003, millones de personas de varias ciudades del mundo se echan a la calle. ¿Para qué? Para que el mundo supiese que tienen voz y que demandaban su merecido ‘voto’. España también sale a la calle y Barcelona encabeza, junto con Madrid, las movilizaciones más grandes. Estamos en guerra. ‘¿Cómo?’ es la pregunta que, junto a la cara de incredulidad, ronda por la cabeza de todos los españoles al observar a través de los medios de comunicación la decisión de nuestro ‘líder’ político de inmiscuirnos en una batalla en la que no pinchamos ni cortamos y que, además, consideramos totalmente injusta e injustificada. Así empezó todo. ‘No podemos callarnos y no lo haremos’ declaraba con sus actos el pueblo español.
Entrevistando al Fotógrafo de la Paz
Fueron muchos los que se volcaron en esta lucha. Sería hipócrita considerar a unos más importantes que a otros ya que las movilizaciones del 2003 no hubiesen sido posibles sin la colaboración de todos pero, como siempre, hubo quien hizo más que participar en manifestaciones. En este marco, y ya sea por proximidad, por originalidad o por conocimiento, nosotros hoy queremos destacar la labor de Julián Martín. Fotógrafo de profesión y de vocación que trabajaba (y tras entrevistarle tengo muy claro que continuará trabajando hasta que le jubilen) en la agencia EFE, siempre en contacto directo con la noticia. Y en aquel momento la noticia era una, el NO a la guerra. Julián, al igual que los miles de profesionales de la comunicación de este país, lo sabía y realizaba su trabajo como el que más. Pero él no quiso quedarse tras la ‘barrera’, dio un paso más. ¿Cuántos de ustedes caminan ojeando los balcones? Imagino que no muchos (y eso espero, en pro de salvaguardar la intimidad de sus vecinos). Pues Julián por aquel entonces sí, aunque asegura que ‘al principio todos mis compañeros se reían’. Pero él lo tenía claro, en los balcones había una gran historia, la historia de la negativa de los barceloneses a la guerra. Estos palcos privados se convirtieron en una auténtica galería de arte formada por pancartas reivindicativas que no fueron indiferentes al objetivo de Julián. ‘Creía que eran de interés así que comencé fotografiando el Barrio de Gracia y al final acabé haciendo todos los barrios. Logré recopilar unos 6.000 balcones’, nos asegura el fotógrafo. Pero no se piensen que se trataba de una cuestión profesional. ‘Me lo tomé como algo personal porque era mi forma de decir que ‘NO’ utilizando mi cámara’, asegura.
Sí es cierto que su posición laboral, trabajar en una agencia de comunicación de escala internacional, le permitió dar a conocer al mundo algunas de sus fotografías. ‘Utilizaba EFE para pasar las fotos y mandarle un mensaje al señor Aznar. Fue una forma de decirle: hasta aquí señor, ya está bien. Usted será el jefe del gobierno pero no tiene derecho a hacer esto’. Sin embargo, Julián afirma que, aunque no estuviese trabajado en EFE, hubiese hecho lo mismo. Cinco meses de trabajo fotográfico que salieron a la luz por primera vez a través de los ventanales del Palau de la Virreina, en plena Rambla de Barcelona, gracias a una original y atrevida exposición. Pero las fotos de Julián pronto circularon por mercados, escuelas, iglesias… de toda Cataluña. ‘En algunos sitios me llamaban El Fotógrafo de la Paz’ asegura entre carcajadas el fotógrafo.
Los temas sociales siempre han sido sus preferidos y, a punto de finalizar la entrevista, la curiosidad me corroe,‘¿ahora tienes algún proyecto en mente?’ le pregunto. Y la respuesta no pudo ser más clara:‘Tengo una pequeña casa en el pueblo, quiero leer, quiero pasear, caminar, quiero bañarme… ¡Qué leches!, quiero vivir. Si se me presenta alguna ocasión intentaré siempre estar ahí. Denunciar creo que ya le toca a los jóvenes pero evidentemente si estoy ahí yo no voy a dejar de ser quien soy. Uno es como es y a nada que surja una oportunidad me volveré a meter de lleno en ella, seguro.’ Por lo tanto, por el momento, yo les dejo con las imágenes de los balcones de Barcelona en 2003 para que recuerden, no sé si con nostalgia, cómo el pueblo catalán se unió por el ¡NO A LA GUERRA!