El dia 24 de abril, alrededor de las 9 de la mañana, los Mossos d’Esquadra procedieron a detener a nuestra compañera de CGT Laura Gómez mientras se dirigía a su trabajo. Fue conducida a la comisaría de Les Corts donde permaneció hasta el día siguiente, cuando fue trasladada para declarar en la Ciudad de la Justicia. Hacia las seis de la tarde del miércoles 25 de abril, la juez del Juzgado de Instrucción núm. 23 de Barcelona dictó prisión provisional sin fianza con los cargos de incendio, subsidiariamente de daños, coacciones, delito de desórdenes públicos y delito contra los derechos fundamentales. Empezaba así el secuestro de la Secretaria de Organización de la Federación Local de Barcelona, que fue retenida como rehén hasta el pasado 17 de mayo, día que salió de prisión después de pagar una fianza de 6.000 Euros.
Las preguntas que nos hacemos son: ¿por qué detuvieron a Laura? ¿Y por qué la detuvieron en ese momento? Las respuestas las tenemos que buscar en el ascenso de los movimientos sociales alrededor del 15 M, el descrédito del sindicalismo institucional de CCOO i UGT y el creciente protagonismo de organizaciones como CGT en las luchas sindicales.
¿POR QUÉ HAN ARRESTADO A LAURA?
El motivo de su detención no es otro que la obstinación de los poderes políticos y económicos en recobrar la capacidad de coacción sobre aquellos sectores de las clases populares que han perdido el miedo y están dispuestos a luchar por mantener y mejorar sus condiciones de vida. Esta recuperación de la capacidad de intimidación del movimiento obrero viene de dos factores: por una parte los movimientos sociales que participaron en la ocupación de plazas el 15 de mayo produjeron cambios importantes en la mentalidad de muchos trabajadores y trabajadoras, y por otra la actitud decidida y firme de CGT de denunciar el pacto social simbolizado en el acuerdo de pensiones firmado en febrero entre el gobierno del PSOE, la patronal CEOE y los sindicatos CCOO y UGT. Es sobre estos dos factores que se enfoca la represión política y judicial posterior a la huelga.
La importancia del 15M radica en el hecho de que muchos trabajadores jóvenes y estudiantes perdieran la confianza en las instituciones representativas y adquirieran consciencia de que la lucha en la calle es mejor que la pasividad y el aislamiento. Recuperaron la idea de tradición libertaria de que NADIE NOS REPRESENTA, que si queremos cambiar las cosas las tenemos que cambiar por nosotros mismos, sin la mediación de partidos políticos ni sindicatos. La desobediencia civil supuso el mantenimiento de la acampada durante la jornada de reflexión de las elecciones del 22 de mayo. La imposibilidad de desalojar la Plaza Catalunya el 27 de mayo y la masiva manifestación del 15 de junio alrededor del Parlament supusieron un golpe muy duro para los poderes, porque la población estaba adquiriendo fuerza y una confianza en la movilización capaz de asustar y generar miedo en las más altas instancias del gobierno.
Paralelamente CGT empezó una larga campaña de denuncia de la concertación social y de agitación a favor de la necesidad de una huelga general, campaña que culminó en el congreso de Toledo los días 9 y 10 de marzo, donde CGT no sólo convocó a la huelga general del 29 de marzo, sino que acordó la convocatoria de otra huelga general antes de finalizar el año.
El proceso de criminalización de los movimientos sociales fueron en aumento, equiparando los disturbios que se produjeron en una manifestación con acciones de guerrilla urbana, llegando incluso a equipararlo a acciones de organizaciones armadas de los años 70 como el grupo alemán de la Baader-Meinhoff. Paralelamente el proceos de criminalización se extiende a CGT, a la que diarios de la órbita gubernamental hacen indirectamente responsable de los disturbios en la manifestación del 29 de febrero en Barcelona, convocada con motivo de la huelga de profesores y estudiantes contra los recortes en la Universidad.
EL 29M, por primera vez en muchos años una huelga general de trabajadores superaba en marco de lo estrictamente laboral y se convertía en una movilización social suficientemente amplia y suficientemente crítica como para atemorizar a los poderes establecidos. Este éxito viene dado no sólo por el parón en la industria debido a la actividad sindical tradicional, sino por la gran participación en los diversos piquetes y manifestaciones que a lo largo del día ocuparon las calles de Barcelona.
Debe destacarse la importancia del piquete central anarcosindicalista que llenó Passeig de Gràcia, parando la actividad comercial en Portal de l’Àngel y que supuso la práctica paralización del Corte Inglés de Pç Catalunya, que sólo pudo permanecer abierto por el fuerte despliegue policial ante sus puertas.
La huelga general respondía a diversas convocatorias, las más destacables serían la de CCOO y UGT a favor de la negociación de la reforma laboral y la de CGT por la derogación de la reforma laboral y contra el pacto social. Esta pluralidad de convocatorias tuvo su expresión en la calle, en la realización de manifestaciones diferenciadas por la tarde:
- Una manifestación «oficial» de los sindicatos institucionales (que curiosament contaban con el apoyo de los partidos que estaban en el gobierno cuando empezaron los recortes en el 2010).
- La convocatoria sindical anarcosindicalista de CGT, CNT i CNT-AIT.
- Una tercera manifestación alternativa de los movimientos sociales cercanos al 15M.
La manifestación anarcosindicalista bajaba por calle Pau Claris y llegó de forma pacífica a Plaça Catalunya a las 18h para confluir con la convocatoria social e ir conjuntamente hasta el Parlament. Mientras la manifestación «oficial» se convertía en una concentración que no pasaba de calle Aragó, la manifestación alternativa llenaba Plaça Catalunya, Plaça Urquinaona y sus alrededores, rivalizando, si no superando, en número de asistentes, por primera vez desde la transición, con la convocatoria de los sindicatos mayoritarios. Era necesario, pues, impedir la manifestación alternativa conjunta de los sindicatos combativos con los movimientos sociales y volver a generar miedo entre la población.
¿POR QUÉ AHORA?
La masiva respuesta a la convocatoria de la manifestación alternativa fue truncada por las actuaciones policiales que con la excusa de algunos altercados que se produjeron en la calle Pau Claris (rotura de vidrios de oficinas bancarias y de grandes empresas o el incendio de contenedores). Mientras en la Plaça Catalunya se iba llenando de manifestantes varias furgonetas llenas de fuerzas de antidisturbios subían por Portal de l’Àngel y a la altura de calle Fontanella la policía bajó de los vehículos y sin motivo empezaron a golpear a todo el mundo (gente mayor y niños) que encontraban a su paso, sembrando el pánico entre los manifestantes e impidiendo que la manifestación alternativa saliese de Plaça Catalunya. Este y no otro, fue el motivo de las cargas policiales del 29M, donde además de la utilización de pelotas de goma se recuperaron prácticas del franquismo como el lanzamiento de gases lacrimógenos.
Pero no había suficiente. Era necesario atemorizar a centenares de miles de personas que habían participado de la movilización. Por eso se dictaron órdenes de prisión para Javi, Dani e Isma, tres estudiantes detenidos en los piquetes del 29M. Y unos días después, en un golpe de efecto coincidiendo con la presentación de la web de Felip Puig, la detención y encarcelamiento de nuestra compañera Laura. Esta es la respuesta del gobierno a las reivindicaciones de los trabajadores y de la juventud, poniendo de manifiesto la sumisión de los jueces al poder político de una forma tan indecente que raya lo obsceno.
Al descrédito de la representación política hay que añadir el desprestigio de la justicia, sometida a los intereses del gobierno de turno.
EL MIEDO NO NOS PARARÁ
Las ideas de democracia directa y la autogestión como nueva forma de organización social, y el anarcosindicalismo como expresión organizada de los trabajadores basado en la aplicación de estos conceptos, están hoy en el punto de mira del terrorismo de estado. Su objetivo es aislar las luchas contra las injusticias, desprestigiar las organizaciones y movimientos que las impulsa, criminalizar la rebeldía y reprimir toda forma de activismo social y sindical que vaya más allá de los estrechos límites de la concertación social. El mensaje es claro: la única protesta consentida es la que está sometida al poder político, la que se desarrolla dentro de los márgenes institucionales y la que está subordinada a los intereses de las disputas parlamentarias.
Para los que cuestionamos el capitalismo, para los que queremos una sociedad auténticamente democrática en la que la voluntad de la mayoría esté por encima de los intereses de unos pocos, una sociedad en la que el apoyo mutuo y la cooperación substituyan la competencia y el individualismo, sólo una respuesta: la persecución policial y la prisión. Quieren que callemos, que bajamos la cabeza, que nos sometamos a sus caprichos, que aceptecmos el teatro de una nueva paz social.
No faltará quien entre en su juego y que a cambio de alguna limosna del estado del bienestar pactará los recortes de nuestros derechos y la degradación de nuestras condiciones de vida. Pero no nosotros.
Nosotros seguiremos diciendo ¡NO! El miedo no nos paralizará. El miedo no evitará que continuemos luchando. Seguiremos luchando contra los despidos, contra las EROs, contra la privatización de los servicios públicos, contra los recortes en sanidad y en educación.
Ni las detenciones arbitrarias, ni las citaciones judiciales, ni los procedimientos penales no nos pararán. Añadirán cotas más altas de sacrificio a nuestra lucha, eso sí, pero es necesario saber que ninguna conquista social se ha obtenido fácilmente y que el sufrimiento forma parte de la lucha. .
Son personas como Laura quien nos lo hacen recordar. Se equivocan los que piensan que con su encarcelamiento caeremos en el desánimo y desmoralización. Al contrario. Su ejemplo nos dará el coraje y el valor para esforzarnos y seguir trabajando hasta conseguir una sociedad más igualitaria, más solidaria y más libertaria.