altEl exMolt Honorable no aclara ninguna cuestión, niega ser corrupto y riñe al Parlament por “frivolizar” su acción política

 

 

 

El exMolt Honorable no aclara ninguna cuestión, niega ser corrupto y riñe al Parlament por “frivolizar” su acción política

 

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Igual que el doctor Jekyll y Mr. Hyde, dicotomía que precisamente ha usado el portavoz de la CUP David Fernàndez. Esta bipolaridad ha sido la tónica de la actuación estratégica de Jordi Pujol durante dos horas y media en una sesión parlamentaria en la que no ha aclarado ningún detalle. El tono sereno y el relato familiar de lagrimita han dejado paso a un discurso exaltado a la defensiva.

 

En su primer turno, Pujol ha mostrado su respeto por el Parlament antes de leer íntegramente el comunicado del 25 de julio, “respondiendo a mi propia presión moral” e iniciar una historia con su padre como protagonista principal. Según el president, Florenci Pujol dispuso, como última voluntad, que una cantidad de dinero ubicado en el extranjero y no regularizado en el momento de su muerte se destinara a Jordi Pujol, su mujer y sus hijos, “por miedo a lo que pudiera pasar”.

 

Florenci Pujol, en palabras de su hijo, fue una persona “ágil e intuitiva” de origen modesto que hizo fortuna en la bolsa y que, a raíz de la detención y tortura de Jordi en 1960, sintió miedo. Como consecuencia, y al margen de lo que después dejaría en el testamento, depositó una cantidad de dinero en el extranjero “para el día que os tengáis que ir”, en previsión también a una inminente crisis bancaria e industrial “que afectó gravemente el patrimonio familiar”. Una conducta que, para él, no es susceptible de delito. “La existencia de un dinero en el extranjero no supone que su origen sea ilícito ni que provenga del erario público”. Un dinero que no se tocó durante muchos años porque Florenci lo mantuvo a su nombre “con mentalidad de reserva, no para hacer negocios sino para tiempos difíciles, por miedo, no por codicia”. En concreto, ha hablado del equivalente en dólares a 140 millones de pesetas de 1980, cifra que aumentó a causa de la inflación y la devaluación de la peseta

 

Tal y como él mismo ha reconocido, Jordi Pujol era en los años 70 un hombre acaudalado, con declaraciones de renda y patrimonio “francamente altas” por lo que no entró en política “para hacer dinero” sino para materializar un proyecto político “irrenunciable: construir Catalunya”, ya concebido a finales de los 50 y prioritario a todo lo que teóricamente un hombre rico de 40 años podría querer, “negocios para ganar más, coleccionar obras de arte, viajar, financiar iniciativas científicas, comprar fincas o hacer obra social. Yo no hice nada de eso”.

 

Pocos mesos después de la muerte de Florenci, accedió a la presidencia de la Generalitat y la poca confianza que le tenía su padre y el contexto político frenaron la regularización de aquél depósito. “Ese dinero era cosa suya, quizás con el tiempo habría encontrado la mejor solución y lo habría repatriado pero no lo hizo, la inquietud por mi atrevimiento y el miedo a la transición lo impidieron”. Así que Florenci ordenó que dos amigos de toda la vida se hicieran cargo del legado con la condición que Jordi quedara al margen. Tan pronto como tuvo responsabilidad política, se limitó a “abrir puertas, establecer puentes y conciliar intereses”, durante 23 años de “construcción y progreso del país, gracias a la contribución de gente de diversos sectores, con ánimo integrador y espíritu de justicia”. Dos décadas de mandato que ha defendido a capa y espada, tanto política y moralmente. “Puedo decir que nunca he sido un político corrupto ni he tenido tratos de favor con nadie”.

 

En total, 29 minutos sin ningún atisbo de perdón ni remordimiento que acababan con una reflexión. “A veces, hay decisiones que se toman en un segundo y luego te condicionan toda la vida. Hoy les hablo en cumplimiento de un deber doloroso, no obligatorio pero obligado por mismo”.

 

Las preguntas de los diputados

 

La primera intervención, “difícil e incómoda” ha sido la de ERC. Gemma Calvet ha apelado a Pujol a resolver las dudas de los ciudadanos y a hacer “un gran gesto para el país” para recuperar la credibilidad de la política catalana. La portavoz d’ERC ha defendido el Estado de derecho y la presunción de inocencia como valores de su partido que, al mismo tiempo, “no puede colaborar con silencios”. Calvet le ha preguntado si todavía quedan cuentas en el extranjero, por qué la confesión se ha producido ahora y de esta manera, si la política se ha separado de los negocios particulares y si Pujol consintió comisiones por ajudicaciones de obras o contratos públicos.

 

Miquel Iceta recordó que el comunicado del 25 de julio había conmocionado la sociedad catalana y que existió “fraude fiscal continuado” y ha instado a Pujol a aprovechar la oportunidad de “ofrecer explicaciones” sobre el volumen total de lo defraudado, documentos que acrediten el origen de los ingresos que escaparon al control de la hacienda y el uso de paraísos fiscales. En general, a clarificar un comportamiento “inaceptable” que “mina la moral colectiva y arruïna el prestigio de nuestras instituciones”. El portavoz socialista sostiene que el caso Banca Catalana fue usado por CiU para que “cualquier queja o acusación contra su gobierno o partido fuera tildado de ataque a Catalunya”, cosa que provocó que durante una época “se extiendera un velo sobre temas oscuros y se bajara la autoexigencia y la guardia”. En este sentido, ha citado casos como el del 3% y el Palau de la Música.

 

Por su parte, Alicia Sánchez-Camacho se ha despachado a gusto, asegurando que hace 34 años que en Catalunya “se respira un presunto olor a corrupción generalizada” y ha vaticinado que Millet no era un caso aislado sino “parte de una trama de corrupción de CiU”. Para la dirigente popular, la comparecencia, “insuficiente y poco consistente”, demuestra que el president “ha perdido toda la credibilidad”. Sánchez-Camacho ha lamentado que Pujol hiciera país “llevando el dinero al extranjero y a paraísos fiscales mientras los ciudadanos pagaban impuestos para mantener los servicios públicos” y ha vuelto a mezclar su figura con el proceso soberanista y el ataque a Mas. “Usted impulsó el injurioso #Espanyaensroboa y su nacionalismo fue un negocio. El proceso independentista empieza en el Palau, no es casualidad que Mas firme un decreto de convocatoria mañana para intentar tapar el efecto mediático de su comparecencia, es el único camino que les queda para la impunidad”.

 

El ecosocialista Joan Herrera se ha quejado de que la comparecencia “llegue tarde” y además se haya producido en el marco de “una estrategia penal, no de verdad política”. Según el representante de ICV-EUiA, las palabras del exMolt Honorable “no son verosímiles” y ha citado una larga lista de casos de corrupción: Estivill, De la Rosa, Consorci de Turismo, caso Pallarols, caso Puigneró, etc…

 

Albert Rivera ha anunciado que C’s pedirá una comisión de investigación parlamentaria porque está convencido que el asunto salpica todo el partido de CiU. “Usted solo no ha podido hacerlo, ha tenido gente que ha colaborado y se ha beneficiado”. El líder de C’s ha proclamado que ahora es el momento de “la justicia y la democracia, no del perdón”, ha pedido a Pujol si piensa devolver el dinero, si ha pagado con dinero ilícito las multas, si tuvo trato privilegiado por ser socio del PP y PSOE y si Mas también formaba parte de la trama. “Usted ha jugador a ser un líder moral y no democrático. Ahora que toca”.

 

David Fernàndez ha explicado que la CUP quiere centrarse en la “verdad jurídica” para limpiar un oasis que en realidad era un “estercolero con olor de perfume”. Le ha calificado de “delincuente de cuello blanco” y de ser “un corrupto político” en un contexto en el que no está solo sino acompañado de Botín, “el mayor defraudador fiscal de España”, el rey, las empresas del Ibex 35, que “roban cada día” o de Montoro, que cuando habla de fraude fiscal es como “el Ku-Kux Klan hablando de racismo”.

 

Fernández considera el caso Pujol como el fin de un negocio y de un régimen, y la mafia como “la fase superior del capitalismo” y ha preguntado si los hijos de Pujol también son corruptos. Pero también ha replicado con dureza a Rivera y Sánchez-Camacho por su obsesión con vincular Pujol y el soberanismo. “El Estado activará la maquinaria represiva para negar la voz a un pueblo entero”. Además, se ha mostrado convencido que el proceso independentista “deberá rehacer el tejido moral del país pero enterrará el pujolismo” y se ha despedido del president, para el que no cuenta en un futuro Estado propio. “En el viaje a Ítaca usted no tendrá ninguna silla reservada”.

 

El ingrato papel de “abogado defensor” ha sido representado por Jordi Turull, que ha hablado desde “el dolor” en contraposición a los que lo han hecho “desde la bilis y el estómago”. El portavoz de CiU ha manifestado que la comparecencia tenía que ser útil “para esclarecer, no para manchar más” y ha querido diferenciar la acción política del fraude fiscal. “No aprobamos los hechos descritos pero no renegamos ni renunciamos al proyecto que hizo nacer y crecer Pujol”.

 

Turull cree que ahora “sabemos más sobre el cómo y el por qué” y ha señalado con el dedo a PP y C’S, por querer convertir el acto “en un linchamiento público”. A Rivera le ha invitado a “hacer de diputado y no de justiciero en un spot publicitario”, teniendo en cuenta además que Javier Nart tampoco declaró un dinero oculto de su padre por miedo a ETA y para Camacho todavía ha tenido palabras más duras. “Ha llevado al límite la hipocresía política, no tiene vergüenza de tener según qué exigencias con el rosario de casos de corrupción que tiene el PP, con 13 peticiones de comisión de investigación que ustedes impiden que se debatan en el Congreso”.

 

Pujol se defiende al contraataque

 

Las preguntas y palabras de los diputados han exaltado Pujol, que les ha reprochado “un punto de frivolidad y de mezclarlo todo para crear sensación de malestar y culpabilidad e ir contra y contra CiU”. Según él, haber tenido la confianza de los ciudadanos durante 23 años es un aval suficientemente sólido. “Si hubiéramos sido tan malos y corruptos, toda la clase política catalana hubiera sido un desastre”. Se ha mostrado sorprendido por el discurso de que “nada fue bien” y ha reaccionado con “pena” ante la “audacia e infantilismo de algunos comentarios”.

 

Después de ver “poco lógica” la moción de reprobación y condena aprobada por el Parlament, se ha mostrado satisfecho por su extrema predisposición a comparecer y explicarse. “Me he desnudado ante la opinión pública, incluso informándoles de aspectos que no me pedían, cosa que se hace pocas veces. He cumplido con mi deber de informar, no tengo ninguna causa abierta y hay que ser cuidadoso con lo que se dice en vez de decir mentiras que desorientan a la gente”. En tono de míting, Pujol ha recordado la enorme cantidad de personas que han luchado para tener el Parlament y su capacidad de hacer frente a un debate “duro y hostil”.

 

Sube la temperatura

Los grupos han utilizado su último turno mientras Pujol sonreía tranquila e irónicamente, sorprendiéndose de que su confesión hubiera generado más interrogantes. Gemma Calvet le ha replicado que “su tono de indignación con el que nos ha reñido no es pertinente y además no ha respondido nada” e Iceta ha insistido en reclamarle cifras, documentos y nombres.

 

Camacho ha calificado la fortuna de Pujol de “casi inmoral y obscena”, le ha recordado la existencia de dos querellas –una en la Audiencia Nacional y otra en un Juzgado de Barcelona- y le ha revelado que ya no le admira, ni personal ni profesionalmente. La líder del PPC le ha preguntado cómo podía subir las escalres del Parlament “mientras robaba dinero, lo metía en paraísos fiscales y engañaba a los ciudadanos” y de nuevo ha vuelto a su obsesión soberanista. “Lo de la estelada y la senyera para taparlo todo se ha terminado”.

 

Joan Herrera le ha recriminado “falta de respeto” a los que piden explicaciones y le ha instado a “no dar lecciones morales sino a restituir como única salida y último servicio al país”.

 

Rivera considera Pujol “un genio que ha hecho una interpretación magnífica” pero ha avisado que C’s no traga “el numerito” y que la cámara catalana “no es un míting ni una misa”. Rivera ha asegurado que el tono de Pujol muestra “la soberbia que lleva dentro” y ha revelado que su formación presentará un escrito a la Fiscalía para que analice sus declaraciones.

 

Ante la ausencia de David Fernàndez, que tal y como había prometido se ha marchado al no obtener respuestas, el convergente Jordi Turull ha cerrado el acto. Primero, para ratificar que las explicaciones del padre del catalanismo moderno habían sido suficientes. “No hay más sordo que el que no quiere escuchar y hoy los diputados no le han escuchado”. Y después, para rogar a Sánchez-Camacho que “deje de hacer de portavoz de las alcantarillas del Estado”. Pujol ni ha querido hacer uso de su última posibilidad de réplica en un caso que, al margen de la vía penal, todavía tiene recorrido político: la semana viene los grupos presumiblemente aprobarán la comisión de investigación.

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