Hoy los lectores no se escapan. Entren o no en Revista Rambla, la mayoría van a ramblear durante estos próximos días y en especial el día de Sant Jordi. Aunque el día de Sant Jordi los homenajeados son los lectores, hemos querido entrar en el mundo editorial a través de la visión del librero Josep Batlló, de la librería Taifa, y el editor Jorge Herralde, director de la editorial Anagrama. ¿Hoy se lee más? ¿ Las mujeres leen más? ¿ El libro electrónico tiene éxito? Paseen por La Rambla. Aquí encontraran quizás algunas ideas de posibles libros que regalar y algunas opiniones no convencionales sobre el día de Sant Jordi. ¿Existe algún librero que no les guste el día de Sant Jordi? Pasen. Les prometemos no sufrir agobios y empujones típico de la ‘diada’. Y además, el descuento, ya saben, en el mundo online está más que asegurado.
Josep Batlló: «El día de Sant Jordi nos produce más trastornos que beneficios»
En la célebre y céntrica calle Verdi del barrio de Grácia se encuentra la librería Taifa. Allí se puede curiosear, tanto las novedades, ‘donde no encontrarán libros mediáticos’, asegura el propietario Josep Batlló, así como husmear la sección de libros de segunda mano. Batlló no es la simpatía en persona, pero no hace falta adivinar que detrás de esa cortina de hombre ceñudo se encuentra una persona afable y con ganas de orientar a los clientes en su elección. Eso sí, no le pregunten por los libros de autoayuda. En la librería Taifa no entra ni uno. ‘¿Cómo se puede pensar que un libro te arreglará la vida?’, se pregunta Batlló. Nos sentamos con él para que nos cuente su visión del día de Sant Jordi. ¿Conocen algún librero que deteste el día de Sant Jordi? Estamos ante uno.
El librero Josep Batlló de la librería Taifa es uno de los pocos que detestan el día de Sant Jordi. Según Batlló, los días dedicados a un colectivo como el Día de la Madre o el Día del Trabajador denotan que alguna cosa no funciona. Y entre ellos hay el día de Sant Jordi. Una tradición comercial que Batlló se apresura en apuntar que no es autóctona. “No se sabe si realmente existió, es una leyenda. Es el día de la conmemoración de la muerte de Cervantes, de Shakespeare’.
El día de Sant Jordí, según Batlló, le produce más trastornos que beneficios. En primer lugar, porque se tiene que contratar a gente ilegal, ‘porque la contratas sólo para un día y entonces se lo tienes que pedir a amigos’. Y segundo, porque a mucha gente que le regalan un libro, no le gusta, y el día siguiente vienen a cambiarlo ‘por eso el día siguiente a Sant Jordi cerramos la librería, por si se lo repiensan’. Batlló recuerda como cada año, la mayoría que se pasa a la librería el día de Sant Jordi viene preguntando por el descuento, “que el descuento supone restarlo de nuestras ganancias, que tampoco son tantas’.
Quien pasa por la librería el día de Sant Jordí ‘no es el lector habitual’, porque el que lo es ‘ya no viene porque sabe que no se le puede atender debidamente’. El cliente habitual de la librería Taifa sabe que allí no encontrará libros mediáticos ni de autoayuda ‘porque es imperdonable que se te haga creer que un libro te arreglará la vida’, destaca Batlló. Otras libros que tampoco entran en la librería son los libros de cualquier religión. ‘Es una elección, prefiero tener libros que vayan con mi manera de pensar. Si mi objetivo fuera vender, tendría otro tipo de libros’, confiesa. Su criterio puede gustar más o menos, pero una librería con personalidad en este mundo impersonal donde vivimos.
La crisis se nota desde hace años. El año pasado Taifa bajo sus ventas un 20 %. Pero Batlló destaca que es una crisis relativa porque ‘el libro nunca ha sido un producto de consumo masivo’.
Batlló destaca que los libros se venden según las modas, aunque las modas mediáticas no tienen cabida en sus estanterías. Habla del éxito de Stieg Larsson y de El Código da Vinci ‘el libro más vendido en el mundo, un fenómeno espectacular, y que ahora, años después, nadie se acuerda de él’.
Cuando se le pregunta a Batlló por cual es el libro que tiene más éxito, no se lo piensa dos veces. ‘El petit príncep’ de Antoine Saint-Exupéry, responde sin duda alguna. ‘Parece mentira que aún haya gente que no lo tenga’, comenta extrañado. Batlló se levanta sigilosamente y coge el libro de Julio Cortázar Rayuela. Esa es una de sus recomendaciones.
El cómo orientar al cliente forma parte de la magia de los libreros. No hace falta ser un erudito para darse cuenta que si el día tiene 24 horas y las librerías tienes 24.000 libros es imposible llegar a leer todos los libros por los cuales le preguntan. Batlló dice que ha aprendido a recomendar a base de la experiencia ‘de leer los diarios, de lo que comentan los amigos’. Aunque confiesa que ‘no es una idea fiable’.
Las firmas de los libros, las dedicatorias, forman parte también de los rituales típicos de Sant Jordi. Batlló detesta las dedicatorias de los libros porque ‘el libro dura más que el amor. Os harías cruces de la gente que me ha vendido sus libros con una dedicatorias preciosas como‘ para el amor de mi vida’. Batlló nos hace su recomendación para evitar estas situaciones ‘mejor escribir la dedicatoria en una tarjeta aparte’.
El actual lector es femenino, según Batlló. ‘Y no lo digo yo, solo hace falta ir en metro y ver quien lee más. Otra cosa es lo que leen, pero las mujeres leen más’. Se aventura a encontrar el motivo en el hecho de que siempre han estado más marginadas y necesitan un plus de cultura. ‘Siempre hemos necesitado que nos expliquen historias, nos da igual si nos verdaderas o falsas, si están bien contadas, nos las creemos, y las mujeres sienten más esta necesidad’.
Entramos en el despacho del director de la editorial Anagrama, Jorge Herralde. El despacho es tal como te imaginas. Invadido por libros y papeles. Su mesa es un desorden ordenado pero salta a la vista el detalle que Herralde no tiene ordenador. De pelo blanco, con ojos azules que parecen haberse hecho pequeños al largo del tiempo de tanto leer, nos recuerda los inicios de la editorial. Era el año 1969 y la editorial sólo contaba con él y una secretaria… Los tiempos han cambiado, el día de Sant Jordi también.
¿ Cuál es tu visión del día de Sant Jordi?
Desde cuando empecé con Anagrama hasta hoy ha cambiado bastante. Antes era más literario y político, también era un espacio de reivindicación sobre todo en las Ramblas. El día se ha ido haciendo más profesional y cada vez está más dominado por los best sellers y autores (dichos) mediáticos. De todas formas me parece una ceremonia agradable. Cada año me hago una paseo por Las Ramblas acompañando a los autores para firmar.
¿Han bajado las ventas con la crisis?
Sí. Por fortuna el gremio del libro es el que ha notado la crisis más tarde y con menos virulencia, pero ha llegado y se nota. Sufrimos por las librerías, por los problemas que puedan tener con los descuentos bancarios, este es un problema importante. Y también las grandes cadenas como El Corte Inglés tiene menos visitantes y por lo tanto hay menos ventas de libros. Creo que no es un panorama grave pero si preocupante, sobre todo respecto al futuro, si esto se suaviza o no, porque hay interpretaciones de lo más divergentes y algunas muy apocalípticas.
¿El día de Sant Jordi es muy rentable para los editores?
Sobre todo para los editores que tienen libros mediáticos, para nosotros es una fiesta. Pero por desgracia o más bien por fortuna, tal como está enfocada la editorial, no es un día decisivo ni mucho menos, para otras editoriales lo es más. El libro mediático es ese libro y nada más.
¿Cree usted que el lector habitual el día de Sant Jordi también compra?
Sí, porque yo compro. Entre el lector habitual hay la tradición de salir a pasear y siempre te dejas tentar o vas predispuesto a dejarte tentar por adquirir el libro último que ha salido y que aún no has tenido tiempo de ver y te han hablado de él y lo compras. Y después hay otro tipo de lectores, yo diría lectores ‘no lectores’. que compran el premio Planeta y nada más en todo el año. Este tipo de lector es un lector ‘no habitual’, que compra los libros que hacen más ruido. También es un día para regalarse a uno mismo o regalar a los otros.
¿Sobre el nacimiento de nuevas editoriales en estos últimos años qué opina?
Me parece muy positivo y muy universal. En estos últimos años he perdido la cuenta de las nuevas editoriales que han surgido en España. En la librería La Central hacen como de incubadora donde acuden las editoriales nuevas que en general son muy literarias. La razón de ser de estas editoriales es muy vocacional, apasionada y literaria y sus cómplices o padrinos son precisamente las nuevas librerías literarias. Esto pasa también en Francia. A pesar de la crisis, hay una gran variedad, desde el best seller y el libro de autoayuda de más amplia difusión, hasta libros muy literarios y ensayos serios. Y los grandes grupos por su lógica interna son como supermercados donde hay de todo, necesitan los best sellers, ensayos y autoayudas. Y gracias a este tipo de lectura hay un espacio para las independientes veteranas como Anagrama o Tusquets o bien para estas nuevas editoriales.
Por el contrario, también se dice que se lee menos. ¿No?
No, yo creo que la gente lee más de todo. Hay un libro de Alessandro Baricco Los bárbaros que tiene un capítulo que habla sobre los libros y la teoría del huevo frito. Dice que durante estos últimos años ha ido creciendo la clara del huevo, que serían los best sellers, los libros de autoayuda, de personalidad, los libros mediáticos… Pero la yema, que son los libros indispensables culturalmente, ha crecido también, no tanto como la clara pero sí. Aunque haya sido penalizada por la crisis. Ha habido una serie de factores socioculturales que han favorecido la lectura, como la alfabetización de la mujer… Lo que sí es un fenómeno es el crecimiento de la edición del libro de bolsillo de estos últimos cinco o diez años.
¿Cómo os llegan los manuscritos en Anagrama y que criterio seguís?
Hay dos temas: uno si puede ser comercial y el otro si se ve literariamente, nosotros miramos si se ve literariamente y si además puede ser un best seller o un seller mejor. Esto es una cuestión de llevar muchos años de lectura con criterios de editoriales y ir afinando la perspectiva. Dentro de la editorial hay también un pequeño sector de lectores que se encarga de la preselección de los autores que han estado escogidos por la sintonía de gustos con el editor y el catalogo editorial. Notas que lees un gran libro cuando un escalofrío te recorre la columna vertebral, nada de mas subjetivo pero nada de más auténtico.
Por lo que respecta al libro electrónico ¿Cuál es su punto de vista?
Es un punto de vista prematuro porque es tan mutante y tan acelerado. Cualquiera profecía es demasiado arriesgada. De todas formas yo seré hasta la muerte un lector de libros por placer, es un hecho mítico y perfecto.
Por curiosidad, su día a día en Anagrama.. ¿Cómo es?
Llego aquí sobre las diez, recibo el correo electrónico, si hay algo particularmente importante me lo dicen o si hay algo importante lo pregunto y empieza mi ronda. Hago un poco de hombre orquesta, con el departamento de producción, con la gente que se ocupa de las traducciones y revisiones, portadas y contraportadas. Llamadas con agentes literarios, con autores, con el departamento de publicidad, con la lectora de mañanas (a ver si encuentra algo interesante para hacer un informe entero)… Porque de los libros de autores desconocidos hacemos una elección muy radical, porque tenemos muchísimos autores que escriben y proponen nuevos libros. Muchos días hay entradas de prensa, entradas por la tarde. Constantemente hay que estar con las muchas actividades que tiene la editorial. También hay comidas y cenas con autores, con colegas. Y si puedo, ¡cómo no!, voy leyendo. Y para leer manuscritos tranquilamente me reservo sábados y domingos para estar todo el día con un bolígrafo y con horas por delante.
El nivel de los escritores de los manuscritos que le llegan, ¿cómo diría que está actualmente?
Este es una país de grafómanos. Se escribe muchísimo porque recibimos manuscritos a punta pala, mas de 2.000 al año. El 90 % tienen un nivel insuficiente o inadecuado y esto es un fenómeno mundial. Y con el 5 % restante, cuesta encontrar obras de autores nuevos que pasen con algún lector y finalmente me los leo yo, y también un poco de buscar un espacio editorial porque descartamos libros que están bien pero que creemos están peores que otros libros que nos han ofrecido.
Y esto de que algunos autores se van a otra editorial, ¿suele pasar?
Cuando un autor triunfa y tiene más prestigio, triunfa también en numero de lectores. Se hace más apetecible para los grandes grupos y muchas veces le hacen ofertas que no tienen nada que ver con las posibles ventas, solo para ponerse un blasón de prestigio. Entre grandes grupos también se los quitan unos a otros constantemente. Hay autores que hacen carrera con un grande grupo, presentan diversos premios que tiene un gran grupo, pero después se encuentran descolgados y mas de una vez se han ofrecido otra vez a venir a nosotros, y algunas veces los hemos aceptado y otras no. Teniendo en cuenta la calidad de la obra. Es la ley de la jungla…
Y para terminar, ¿qué dice usted con respecto al mito que corre de que los escritores son muy suyos y muy complicados?
Todo artista por el mero hecho de serlo tiene un ego superior a la media. Es un oficio que no lo parece pero es muy duro, solitario, complicado; una vida también de sufrimiento. Si saldrá o no en esta antología, si saldrá o no en esta lista, miran como otros escritores salen y ellos no. Es como estar en la posteridad, quedará para siempre. Después hay injusticias por razones de mercado, un caso muy interesante es el John Banville, escritor irlandés que publicó unas 15 novelas y esta considerado uno de los mejores escritores en lengua inglesa del mundo, pero difícil y minoritario. Nosotros hemos publicado cuatro novelas suyas sin ningún éxito, y con El mar(2005) triunfó una novela buenísima que tuvo mucho éxito. Tenía asumido que sería un escritor anónimo, se quería dedicar a la docencia y a los 60 años le llego el éxito…
Este artículo ha sido redactado y/o validado por el equipo de redacción de Revista Rambla.