El Hospital Dos de Maig -anteriormente conocido como Hospital Creu Roja de Barcelona- ha iniciado la cuenta atrás que, si nadie lo impide, llevará a su cierre. Según se prevé, los días de este hospital, que ofrece atención concertada a más de 135.000 usuarios y cuenta con un personal cercano a los 400 profesionales, verán su fin el próximo mes de septiembre; en poco más de un mes y medio. El Hospital Dos de Maig, propiedad de Cruz Roja, se encontraba cedido a la sanidad pública catalana, formando así parte del Consorci Sanitari Integral. Las protestas no han tardado en llegar y se han traducido en una acampada frente el Hospital Dos de Maig, en el chaflán de la calle Indústria, así como en una manifestación que se desplazó hasta el Departament de Sanitat en la Travessera de les Corts.
Hace casi noventa años, la Cruz Roja creaba este hospital para suplir las evidentes deficiencias que Barcelona sufría en la atención sanitaria. En 1999, este centro que cuenta con un importante Servicio de Cardiología, pasó a formar parte del Consorci Sanitari Integral, del que también forman parte el Hospital General de L’Hospitalet, el Hospital Sociosanitari de L’Hospitalet y el Hospital de Sant Joan Despí Moisés Broggi (que inició su atención sanitaria en febrero de 2010).
Las razones del cierre del Hospital Dos de Maig no se presentan diáfanas. Y las informaciones al respecto son, más que diáfanas, contradictorias. En una mano, los argumentos señalan el interés de la Cruz Roja en instalar en el edificio las oficinas de su futura sede central en Barcelona. Desde la Conselleria de Salut se manifiesta que el cierre de este hospital no debe considerarse un recorte presupuestario en sanidad, puesto que estaba pactado desde hace algunos años; a colación de esto, cabe señalar que los mencionados recortes ya se habían notado en la atención del Hospital Dos de Maig: dos plantas cerradas, quirófanos fuera de servicio en horario de tarde, 40 contratos temporales que no fueron renovados, etcétera. En la otra mano, la Cruz Roja afirma que, desde el año 2007, existían unas negociaciones para que el hospital fuera adquirido -total o parcialmente- por la Generalitat de Catalunya, siendo ésta la que finalmente habría dado unilateralmente por finalizadas las negociaciones. En resumen: uno por otro, y la casa quedó sin barrer.
Sea como fuere, el anunciado cierre de este equipamiento sanitario acarreará graves inconvenientes: el Hospital Dos de Maig recibe a una gran cantidad de pacientes derivados de otros hospitales de la capital catalana, en particular del Hospital de Sant Pau y del Hospital Clínic, sin olvidar el importante arraigo social con el que cuenta entre los vecinos de edad avanzada de los barrios colindantes. Y en lo que concierne a los trabajadores, muchas caras de preocupación: una joven enfermera, Ana López, explica que, cuando hace año y medio se inauguró el Hospital Moisès Broggi y gran número del personal del Dos de Maig fue allí trasladado, se abrieron nuevas plazas con la promesa de contratos indefinidos para el hospital que hoy tiene los días contados. “Y ahora anuncian esto…”, se lamenta Ana López. Esta joven no es demasiado optimista en cuanto su probable reubicación en el hospital de Sant Joan Despí: “Quizá las trabajadoras que lleven más tiempo, sí sean reubicadas. Pero las que llevamos tan sólo un año y medio…”.
Neus Almirón, enfermera: “TENEMOS UNA CARGA DE PACIENTES INCREÍBLE. Y LA MAYORÍA SON GENTE MAYOR QUE NECESITA NUESTRA ATENCIÓN”
En algunos medios se afirma que ha sido la Cruz Roja quién no ha querido negociar, y en otros medios se apunta que la Generalitat de Catalunya no ha considerado oportuno hacerse con la propiedad del Hospital Dos de Maig.
Yo creo que las dos partes tienen sus razones. La Cruz Roja desea vender el edificio y la Generalitat, en la época de crisis que estamos viviendo, no ha querido mojarse con la compra del inmueble. Ninguna de las dos partes tiene interés en que el hospital siga abierto, por lo que ambas tienen su culpa. La Cruz Roja porque sabía que la Generalitat, en época de crisis, no se quedaría con el edificio, y la Generalitat de Catalunya que no ha presionado lo suficiente, porque no le interesa.
Desde la Generalitat de Catalunya, se afirma que este cierre no debe considerarse parte del programa de recortes presupuestarios, porque se había pactado desde hace años.
No. Cuando el año pasado, hace ahora un año y medio, parte del personal marchó al Hospital Moisès Broggi, nosotros nos quedamos porque, supuesta y realmente, el Hospital de Sant Pau no podía atender a toda la población que hay actualmente. Este hospital se quedó para dar apoyo al Hospital de Sant Pau, a los centros de atención primaria y a todas las urgencias más cercanas [en 2010, el Hospital Dos de Maig prestó atención de urgencias a unas 45.000 personas].
Nosotros, hoy en día, tenemos una carga de pacientes increíble. Y la mayoría son gente mayor que necesita este servicio. Este hospital se quedaba de apoyo porque lo necesitaba todo el barrio y porque el Hospital de Sant Pau no puede asumir toda la carga de usuarios.
Así que es mentira esto que han dicho. Es la versión para que ahora queden mejor. Claro, es mucho mejor decir que esto ya estaba pactado. No: a nosotros nos dijeron “Os quedáis de apoyo, os quedáis como hospital”. No fue un “De aquí a un año, cerraremos y os iréis al Moisès Broggi”. Nunca fue así.
Según la Conselleria de Salut, parte de los 400 trabajadores serán trasladados al Hospital de Sant Joan Despí Moisès Broggi…
A nosotros nos anunciaron que los servicios que se dan en este hospital se reubicarían en diferentes centros: el Hospital de Sant Pau, el Hospital Moisès Broggi, el Hospital General de L’Hospitalet y el CAP Sagrada Família. Los servicios sí que se reubican, pero el servicio quiere decir que los enfermos que venían aquí, pasarán a alguno de los centros que te he dicho. Sin embargo, nosotros como trabajadores, no tenemos ni idea de qué harán con nosotros.
Y la fecha de cierre es septiembre…
No nos han dicho ninguna fecha. Algunas informaciones apuntan que será en septiembre, pero a nosotros no nos han informado ni cómo, ni cuándo. No nos han confirmado nada. Sabemos que cierra, con toda la intención y con toda la mala leche, y sin pensar en los pacientes, que es lo peor de todo.
Algo que se tiene que remarcar mucho, es que este hospital es muy cercano a la población residente aquí, y que la mayoría son personas mayores, personas muy desprotegidas. Es un colectivo que hemos de proteger, y lo que no se puede hacer es quitarles un centro que les da apoyo y atención, como es este hospital. Si cierran este hospital, dejan sin protección a un sector muy necesitado de la sociedad. Es necesario para la gente mayor de este barrio.
Antes de esta noticia, el Dos de Maig ya había notado los recortes, ¿no es así?
Nos han cerrado dos plantas, pero nuestra actividad de trabajo no ha disminuido en absoluto. Tenemos las plantas a tope de pacientes, pacientes que necesitan muchos cuidados y que, en estos momentos, en otros hospitales no podrían ser atendidos. Entonces, ¿qué hacemos con ellos? ¿Los enviamos a casa?
Toda la ayuda es poca: La Asamblea de Barrios, con el Dos de Maig
Los cambios, en mayor o menor medida, comportan su inevitable dosis de incertidumbre. Así surgieron algunas dudas ante el anuncio de descentralización de la Asamblea de Plaça de Catalunya, en un acto que pretendía trasladar la fuerza surgida en el movimiento del 15-M a los barrios de la ciudad de Barcelona, donde la lucha y las reivindicaciones debían seguir articulándose. Las voces que se alzaron contra la descentralización, se figuraban que este acto de desmembración se traduciría poco menos que en el harakiri del movimiento 15-M. Sin embargo, la práctica inmediata parece acallar tales temores.
“Ayer [domingo 10 de julio],cuando estábamos en la Asamblea de Barrios, vinieron dos trabajadoras del Hospital Dos de Maig, nos explicaron la situación, y la asamblea decidió que vendríamos a expresar nuestro apoyo. Hemos acampado toda la noche. La policía vino a intentar desalojarnos, con la excusa de siempre: la ordenanza cívica, alegando que estábamos haciendo una ocupación masiva del espacio público… En fin. Los trabajadores sanitarios tuvieron un poco de temor, en un principio querían marcharse, pero les dijimos que nos quedáramos. Y hemos estado toda la noche, sin problemas”, explica Irene Campos, de la Asamblea de Horta, que también comenta la idea de permanecer acampados al menos una semana y realizar caceroladas todos los días a las 20h.
Por su parte, Dirk Helbig (¡aúpa Sant Pauli!), de la Asamblea del Raval, nos cuenta que “yo he venido esta mañana y no creo que pueda quedarme por las noches. Pero el sábado hicimos en el Raval un taller de pancartas y he hecho algunas plantillas para carteles y también camisetas, y he pensado: les traigo esto de regalo”. En los tiempos que corren, toda la ayuda es poca.
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