'Un día perfecto', una película sobre la estupidez de la guerra
‘Un día perfecto’, una película sobre la estupidez de la guerra
Una película sobre la estupidez de la guerra, una guerra lejana pero en territorio europeo, la última barbarie de esta Europa civilizada, un pueblo enfrentado a otro, lucha territorial, por odios, religiones o nacionalismos fratricidas. Una ONG que limpia las aguas contaminadas en el lugar del drama para limpiar conciencias en la distancia, unos militares de la ONU burocratizados que no intervienen en los asuntos de un país en descomposición a punto de firmar la «paz», unos lugareños sin esperanza en una solución rápida del conflicto.
Con esos personajes y una cuerda Fernando León de Aranoa nos deja una película sobre la estupidez de la guerra llena de detalles pero alejada de otras de sus películas donde los temas sociales y la intimidad de sus personajes calaban muy hondo en la sensibilidad de los espectadores, en esta película que empieza y termina en un pozo, un pozo contaminado por un cadaver que alguien ha tirado a sus vitales agua. Unos cooperantes de una ONG intenta sacar el muerto del pozo, pero la reseca cuerda se rompe, y se inicia una odisea para conseguir una nueva cuerda.
Una cuerda que iza agua del pozo, que sirve para izar inútiles banderas, que atan a los soldados y también a los perros, cuerda que no se compra ni se vende, cuerda de muerte, cuerda vital…
Apenas vemos la guerra, pero esta se siente y se palpa en todas las tomas, vehículos militares, puestos de control, alguna vaca muerta en el camino, edificios quemados y en ruinas.
Un conflicto que está presente, igual que todos esos personajes venidos de todas la partes del mundo a una guerra absurda, y que viven sus conflictos personales, Mambrú (Benicio del Toro) un portorriqueño con fama de mujeriego, que está en su última misión, B (Tim Robbins)un estadounidense pasado de rosca que no sabe vivir sin el conflicto, sin vida personal, sin arraigo, con sentido del humor incompredido, Sophie (Mélanie Thierry) una joven francesa, ingenua, con mucho idealismo pero sin apenas enterarse de la situación en que esta metida, Katya (Olga Kurylenko) la burocrática y atractiva jefa de la ONG, una rusa, antigua amante de Mambrú, estos son los cooperantes, les acompaña Damir (Fedja Stukan) el interprete una de las víctimas del conflicto que nunca de acaba, también hay tiempo de ampliar esta babel con la aparición en un breve papel del catalán Sergi López.
El paisaje es parte importante de algunos de los momentos interesantes de la película sobre la estupidez de la guerra, algunas secuencias son tensas y producen desasosiego, otras son banalidades como deben ser las escenas después de la tensión, y algunos momentos demuestran la calidad de la dirección, con algunos toques de humor y una música a destiempo.
Las interpretaciones son dispares, quizás Benicio del Toro se lleva la mejor parte, aunque me quedo con el interprete y los callados lugareños. Una película sobre la guerra en Bosnia rodada en España.

Pelicula sobre la estupidez de la guerra, con esa metáfora del pozo profundo y contaminado que debe ser limpiado para sobrevivir entre lo absurdo y la incomprensión de esas miradas de niños que juegan a la guerra o la pelota entre la miseria y la muerte.

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