El 13 de febrero de 2025, el Congreso de los Diputados se vio envuelto en un clima de tensión y expectación durante la comparecencia del yihadista Mohamed Houli, quien había sido condenado por su participación en los atentados de Barcelona y Cambrils. La audición fue testigo de declaraciones impactantes que cuestionaron la responsabilidad de las agencias de seguridad españolas, específicamente el Centro Nacional de Inteligencia (CNI). Houli, quien realizó su comparecencia en catalán, trasladó sus afirmaciones a los miembros del Congreso y al público, lo que generó un profundo eco mediático y político.

Durante su intervención, Houli no dudó en apuntar directamente al CNI, alegando que «tenían conocimiento de las intenciones» detrás de los atentados que sacudieron Cataluña en agosto de 2017. Esta declaración, llena de carga emocional y acusaciones serias, ha reabierto el debate sobre la eficacia de los servicios de inteligencia en la prevención del terrorismo y ha dejado al gobierno en una posición defensiva. Según el yihadista, las autoridades no actuaron de manera adecuada pese a tener indicios que podrían haber evitado la tragedia. Su exposición no solo provocó reacciones en el hemiciclo, sino que también fue objeto de análisis en medios de comunicación de todo el país, quienes se apresuraron a desglosar cada una de sus palabras.

La sesión también tuvo implicaciones significativas en el ámbito político. Uno de los líderes más visibles en la reacción a las declaraciones de Houli fue el expresidente de la Generalitat de Cataluña, Carles Puigdemont. A través de redes sociales, Puigdemont expresó su indignación y sorpresa por las revelaciones del yihadista. En uno de sus tuits, declaró: «Es inaceptable que después de tantos años de dolor, se tengan que oír estas afirmaciones en el Parlamento. Exigimos respuestas». En otro mensaje, añadió: «Cataluña merece saber la verdad. No podemos permitir que la justicia se convierta en una mera anécdota en este país».

Las declaraciones de Houli están alimentando el debate sobre la relación entre el Estado español y los movimientos independentistas, así como su implicación en la lucha contra el terrorismo. El hecho de que haya comparecido en catalán, lengua que representa una parte crucial de la identidad catalana, añade una capa de complejidad a la situación, ya que se interpreta como un acto de desafío tanto al Estado español como una reivindicación del nacionalismo catalán. Este gesto, por otro lado, también ha sido interpretado por algunos como un intento de reconectar con aquellos que sienten que su voz ha sido silenciada en el proceso de la política nacional.

Desde un punto de vista más amplio, la comparecencia de Houli ilustra el aumento del extremismo y las dificultades de respuesta del Estado frente a amenazas complejas y multifacéticas, que involucran no solo cuestiones de seguridad sino también el tejido social y político de un país dividido. Los diferentes actores involucrados —desde el gobierno español hasta los movimientos políticos en Cataluña— se ven forzados a reconsiderar sus estrategias para abordar un problema que va más allá de la mera violencia, tocando las fibras de la identidad nacional y las realidades políticas contemporáneas.

En conclusión, la comparecencia de Mohamed Houli no solo revela nuevas dimensiones sobre los atentados de Barcelona y Cambrils, sino que también actúa como un catalizador para la reflexión política y social en España. Las afirmaciones del yihadista sobre el CNI han puesto en entredicho la credibilidad de las instituciones de seguridad y han dejado claro que la lucha contra el terrorismo sigue siendo un tema de gran complicidad y controversia en el horizonte español. Con reacciones como las de Carles Puigdemont y la atención mediática que ha recibido, es evidente que este asunto seguirá ocupando titulares y alimentando debates en un país que busca entender su pasado y encontrar un camino hacia la paz.

Este artículo ha sido redactado y/o validado por el equipo de redacción de Revista Rambla.

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