El nuevo libro de ficción comenzaba con un escritor español de novelas del Oeste que vuela hasta Amberes para escribir un libro que quieren denunciar a los que perjudica la paz en Oriente Medio y nadie lo recibe en el aeropuerto. Su amigo no está. Hay un ambiente hostil y la guerra de Ucrania hace que la ciudad sea un nido de espías rusos, alemanes, americanos e ingleses. La mala noticia no tarda en llegar: su amigo americano ha fallecido hace unos días atropellado por un jeep en mitad de la calle principal. El entierro se ha efectuado con el mayor respeto y cierta discreción. Solo hay dos personas que fueron testigos directos de las últimas palabras de su amigo. Tras hablar con ellas no parece quedar todo claro. El escritor que no se conforma con la versión de la muerte accidental, habla primero con la Policía. Sus pesquisas le llevan hasta una mujer. Sin duda se trata de una mujer afectada porque estaba enamorada del fallecido. Poco a poco, el escritor hispano va descubriendo que el finado estaba envuelto en un asunto sucio: mientras los Tribunales Holandeses, a pesar de las quejas del poder ejecutivo del país, han prohibido la exportación de piezas de los F-35 a Israel, puesto que se contempla una alta posibilidad de que dichos aviones sean utilizados para cometer crímenes contra la humanidad, el desaparecido había organizado una trama de venta clandestina, aprovechando sus contactos con los jefes de las respectivas fábricas. La Policía andaba detrás de él. El escritor vuelve a visitar a la mujer enamorada, que debido al dolor parece estar ajena a la gravedad de los hechos. Las comparaciones siempre son odiosas, pero hay mucha propaganda interesada, puesto que toda la primera guerra del Dombás se estiman 13.000 muertes, mientras que, en la franja de Gaza, en solo unos meses se estima que Israel ha causado más de 20.000 muertes muchas de ellos niños. Las ganancias del tráfico de armas en dirección las zonas de conflictos suelen dejar grandes beneficios, a pesar de que a menudo dichas armas se usan contra los indefensos y los débiles sin ningún control. El escritor que era un redomado pacifista va a emborracharse y entre ciertos interrogatorios a beodos relacionados con los hechos, el narrador se hace con valioso detalle, no eran dos personas sino tres, las que velaron los últimos momentos de su amigo. Había un tercer hombre. En efecto, al final dieron fruto sus pesquisas, pero en lugar de encontrar al supuesto asesino de su amigo, lo que descubre el escritor es que el susodicho está vivo: ha organizado una muerte falsa —enterrando a otro en su lugar— para salir indemne de la trama del tráfico de armas que estaba investigando la Policía holandesa. La novela termina en el callejón de una ciudad divida políticamente, donde el escritor hispano persigue junto a un cinematográfico policía grueso, al traficante de armas, que tras intentar huir es rematado por el escritor, que sin duda reprocha al traficante, el desprecio por la vida que ha demostrado al lucrarse vendiendo armas de última tecnología a Israel, partícipe de una colosal tragedia, porque sin duda son utilizadas para cometer abusos contra la población de la franja de Gaza.

Escritor sevillano finalista del premio Azorín 2014. Ha publicado en diferentes revistas como Culturamas, Eñe, Visor, etc. Sus libros son: 'La invención de los gigantes' (Bucéfalo 2016); 'Literatura tridimensional' (Adarve 2018); 'Sócrates no vino a España' (Samarcanda 2018); 'La república del fin del mundo' (Tandaia 2018) y 'La bodeguita de Hemingway'.

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