Sin duda alguna, el Ikigai se ha puesto de moda en los últimos años. Este concepto japonés podemos traducirlo como “razón de ser” y es el propósito que da sentido a la vida. Se dice de él que es vital para la felicidad y también el bienestar, de tal forma que integra todo lo que se ama y lo que uno es bueno haciendo o el mundo precisa.

Dicho término aparece fruto de la herencia rica a nivel cultural en Japón, puesto que el ikigai está asociado con la satisfacción personal y la longevidad. Practicarlo es algo que invita a reflexionar sobre el día a día y cómo encontrar un equilibrio entre las necesidades y las pasiones en el mundo que vivimos.

¿Qué es realmente el Ikigai?

Este término ha captado la atención de todo el mundo y, básicamente, hablar de buscar un significado y propósito en la vida. Se puede decir que entraña una conexión profunda con las necesidades y deseos individuales, además de lo que se ofrece al mundo.

Claves para Comprender el Ikigai

Vamos con algunas de ellas:

Envejecimiento activo

Envejecer de forma activa es un arte y se puede presentar para muchas personas como una oportunidad. En esta filosofía el envejecimiento no va a implicar un declive, hablamos de un proceso continuo en el que se crece y se aprende. Para ello, es importante el disfrute de cada etapa vital, de tal forma que ello propicie una existencia plena, activa y de lo más satisfactoria.

Luchar por lo que es valioso

Cuando buscamos el Ikigai ello conlleva luchar por objetivos importantes. No hablamos de sufrir con la lucha, sino que sea un desafío consciente que nos estimule en nuestro desarrollo. Las personas tienen que enfocarse en los aspectos vitales que ayuden al crecimiento personal y con las que se sientan plenas y realizadas.

Ejercicio de auto-observación constante

Para encontrar el Ikigai, es necesario realizar un ejercicio de introspección continuo. La auto-observación ayuda a identificar lo que realmente resuena en el interior.

Identificar el estado de flujo

Cuando hablamos de este estado hablamos de los momentos donde una persona se va a sumergir totalmente en una actividad. En este sentido, es de gran importancia el hecho de reconocer cuándo se va a experimentar dicho estado para poder descubrir intereses y habilidades profundas que vayan a ser parte del Ikigai.

Integración con el estilo de vida

Lo debemos concebir como una forma de vida. Todo ello va a implicar que las decisiones de todos los días y las acciones que tomemos deberán estar siempre alineadas con el propósito individual. La vida coherente con el Ikigai en muchos casos puede terminar provocando más bienestar a nivel general.

La correlación entre propósito de vida y salud mental

Hay que tener clara que la relación existente entre el Ikigai y el bienestar mental son objeto de análisis. Los individuos que se identifiquen con el ikigai mostrarán menores síntomas de ansiedad y de depresión.

Todo ello es debido a que hay muchas personas que cuando tienen claro un determinado propósito, ello puede acabar actuando como un respaldo a nivel emocional, de tal forma que ayude a que las personas se enfrenten a las adversidades con una resiliencia mayor.

Las necesarias críticas al Ikigai

El experto profesor Daniel Rodríguez de la Universidad de Alicante, ha querido comentarnos su opinión sobre el Ikigai. Para él no funciona para muchas personas, puesto que habitualmente no sabemos qué es realmente lo que nos gusta y qué se nos da bien.

Pensemos que, como nos dice este profesor de la Facultas de Económicas con su visión crítica, la sociedad en la que vivimos lo que hace es empujarnos a las distracciones en las redes sociales y en las diversas plataformas de streaming, de tal forma que los gustos que tenemos no hacen otra cosa que homogeneizarse.

Respecto a este tema, lo que ha hecho él ha sido proponer un cambio al que bautizó como Kurikaeshi, el cual significa repetición en japonés y que se basa en el reemplazo de “lo que amas hacer” por “lo que no odias hacer” y “lo que se te da bien” por “lo que no se te da mal”.

Es la repetición, la práctica, la que nos permite averiguar si realmente aquello que hacemos nos gusta o no.

El propio Dr. Rodríguez dicen que sus alumnos logran unos resultados mejores con dicho método, de tal forma que se identifican parcelas con las que es posible comenzar a practicar para saber si las amarán u obtendrán resultados positivos gracias a las repeticiones.

De la misma forma, no debemos olvidar que existe una versión bastante más avanzada que se llama Ikisen, de la que si se quiere saber más hay que darse de alta en su interesante web No me hagas caso.

Con lo que nos tenemos que quedar, en resumidas cuentas, es que el Ikigai no es la panacea y que no a todo el mundo le tiene qué funcionar. Cada persona es un mundo.

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